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Soy Contreras | 29/07/2024

Golpe de mercado y la corteza prefrontal

José Luis Contreras C.
José Luis Contreras C.

Recientemente se ha discutido ampliamente sobre diferentes tipos de golpes: “golpe blando”, “autogolpe” y el tradicional “golpe de Estado”. Ahora, se acusa al “golpe de mercado” de ser un factor de desestabilización política.

Javier Milei, presidente argentino, acusó en un discurso ante la Bolsa de Comercio al banco Macro, el tercer banco privado de Argentina, de efectuar un “golpe de mercado” al supuestamente intentar desestabilizar a su Gobierno de la mano de la oposición, el kirchnerismo.

El banco se deshizo de una posición financiera de 1,8 mil millones de dólares porque al bajar la inflación, iría perdiendo rentabilidad al estar atada al Índice de Precios al Consumidor. El banco actuó de acuerdo con lo que Milei más proclama y defiende: el libre mercado, donde los privados operan libremente motivados por sus intereses respetando las regulaciones de su sector y leyes del país.

Lo que molestó a Milei entonces es que esta transacción válida y legal, disparó la cotización del dólar blue que es el nombre del dólar paralelo. Se llama así para que “suene más elegante o menos patético” según Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín.

Milei ya se vio alineado con Evo Morales al coincidir ambos que lo sucedido en la plaza Murillo el 26 de junio fue un autogolpe. Con la acusación de desestabilización contra el banco Macro parecería que, otra vez, Morales y Milei coinciden en que síntomas económicos inconvenientes tienen que ser enfrentados con denuncias políticas, culpando a la oposición.

El decir y actuar de Milei se alinea otra vez con el de Morales no por ideología, obviamente, si no por una congruencia aleatoria. Milei posiciona su mensaje en base a una medición clara del uso de medios para llegar a su público objetivo: primero, jóvenes, anti casta etc.; y después, para el establishment.

Para el primer público está el sentimiento y la identificación. Para el segundo están sus ministros de Relaciones Exteriores, de Economía y otros, para poner paños fríos si alguno se ruboriza (y se toma en serio), lo dicho.

El mensaje de Morales es, en cambio, más ideológico que estratégico. Es monolítico y está enfocado exclusivamente en construir una identidad con sus bases (pueblos indígenas, movimientos sociales etc.), de acuerdo con lo menciondo en “La construcción de identidades políticas en el discurso de Evo Morales (2006-2016)” de Erick Torrico. En la arquitectura de su mensaje, el “otro” es el culpable, es el vendepatria, imperialista, etc., no un elector potencial.

El informe Digital News Report de Reuters y la Universidad de Oxford (junio 2024) confirma la creciente tendencia de que evitamos selectivamente (y en algunos casos, constantemente) las noticias. La brecha entre lo que el público busca y lo que los medios ofrecen provoca que busque medios más efectivos para informarse y así, “el video se convierte en una fuente importante para las noticias online, especialmente en los grupos jóvenes”.

Según el informe de Reuters, el 61% de los peruanos, 50% de los chilenos y el 46% de los argentinos acceden a información a través de YouTube o TikTok. Estos formatos, caracterizados por mensajes visuales, precisos, cortos y dirigidos a un público específico, son muy eficientes en provocar una liberación de dopamina que estimula la corteza prefrontal influyendo directamente en la toma de decisiones.

En un artículo de junio de 2024 titulado “Reyes y profetas en la política”, argumenté que para el público objetivo –el acolito o potencial seguidor o votante– lo crucial en un mensaje político efectivo, no es la noticia en sí, sino la información que se transmite y la sensación que se crea. Lo importante es reforzar o capturar ese sentimiento de pertenencia reafirmando creencias y/o brindando un nuevo sentido de identidad política y social.

Milei ha construido así su base política, al margen de un partido, y lo utiliza hábilmente en cada ocasión para transmitir su mensaje y/o defender su esquina.

Carlos Menem, presidente argentino de 1989 a 1999, generó tal discordancia entre su discurso y sus acciones que llegó a pedir que se prestara atención a lo que hacía, no a lo que decía. En contraste, Milei ha superado esta contradicción trabajando en ambos aspectos de la credibilidad: el objetivo (sus acciones) y el subjetivo (lo que se percibe, cree y comunica). Ha alineado su discurso con sus acciones y lo transmite a su público eficazmente a través de mensajes concisos, directos y adaptados a las redes sociales.

A diferencia de Fernando Cardoso, presidente de Brasil de 1995 a 2003, que indicaba que gobernar era explicar, Milei no ofrece explicaciones: comunica sus ideas con firmeza y determinación, especialmente cuando enfrenta desafíos como un “golpe de mercado”.

José Luis Contreras C. es economista / @JL_ContrerasC




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