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Raíces y antenas | 23/06/2024

Filicidio económico

Gonzalo Chávez
Gonzalo Chávez

Definición: El filicidio es un delito que consiste en atentar contra la vida del propio hijo.

Durante casi dos décadas nos vendieron la brillante idea de que el excedente económico que sostenía el “glorioso” Modelo Económico Social Comunitario Productivo venía de la renta del sector hidrocarburos. Para que todos compráramos esta maravillosa historia, incluso nacionalizaron YPFB, asegurándose de que los ingresos del gas natural (impuesto directo a los hidrocarburos, regalías y otros impuestos) quedaran en manos del Estado.

Además, el actual presidente Luis Arce, que en esa época era el ministro de Economía y Finanzas y jefe del gabinete económico, manejaba la varita mágica del presupuesto general del Estado, ese libro de hechizos donde se deciden los niveles de inversión en exploración y producción del sector hidrocarburos, ejecutados por el Ministerio de Hidrocarburos. Pero, más allá de las responsabilidades administrativas y políticas, Arce se autoproclamaba el orgulloso padre del modelo económico, cuyo aire vital provenía del sector hidrocarburos.

Entre 2010 y 2014, en el auge de la bonanza económica, el Gobierno gastaba, en promedio, 468 millones de dólares en exploración y producción, tarea a cargo de YPFB. En todo ese tiempo, no hicieron descubrimientos de gas natural significativos. Luego, sorpresivamente, la inversión pública en el sector hidrocarburos se redujo a un modesto promedio de 216 millones de dólares entre 2015 y 2022. Un pozo por año, porque, claro, ¿quién necesita más?

El resultado es que la producción diaria de gas natural bajó de 60 millones de metros cúbicos por día en 2015 a 30 millones en 2023. Las exportaciones del energético pasaron de 6.600 a 2.100 millones de dólares en el mismo periodo. En medio del desplome del sector del gas natural, el Gobierno, como buen mago, nos presenta nuevos conejos sacados de la galera de la culpabilidad. Ahora nos dicen que no hay gas porque los gobiernos anteriores habrían inflado las reservas de este preciado energético.

La propaganda oficialista sostiene que los gobiernos neoliberales engañaron a la gente sobre el nivel de reservas internacionales: no eran de 26 trillones de pies cúbicos como se había pregonado a inicios de 2000, sino en un humilde 12 o 14 trillones. Como esto es un recurso natural no renovable, pues se acabó, y ahora a llorar al río. Si había poco gas, ¿por qué se concentraron en buscar más? Si no había gas, ¿por qué impulsaron la industrialización de la urea que se basaba en el insumo gas? ¿Por qué masificaron el uso de gas para las familias y las empresas si el gas era escaso? En suma, si el gas era la savia que alimentaba el modelo económico, ¿por qué no buscaron gas si según todos los estudios geológicos se tiene un potencial de 151 trillones de pies cúbicos?

El presidente Arce, en una reciente entrevista, culpó al expresidente Evo Morales y a un ministro de hidrocarburos de haber reducido la inversión en exploración y, por tanto, haber asfixiado a la gallina de los huevos de oro, YPFB. Mientras tanto, cabe recordar que Arce, como ministro de Economía, controlaba el gran botón rojo para aumentar o disminuir la inversión pública en hidrocarburos a través del Presupuesto General del Estado. ¿Por qué aprobó los cortes de las inversiones en los gabinetes económicos? Si estas reducciones a la inversión pública en exploración y producción fueron impuestos por el expresidente, ¿por qué no denunció este atentado económico contra la esencia del modelo?

Si ves que a tu hijo (modelo económico) le están cerrando la válvula del oxígeno y tú eres el jefe del gabinete económico, más aún, el padre del modelo, ¿no deberías haber hecho algo para evitar esta política suicida de hidrocarburos? ¿No deberías haber gritado desde los tejados y alertado a todo el mundo sobre este atentado? O, más bien, ¿no será que estamos ante un claro caso de filicidio económico?

En suma, denunciar a su propio Gobierno por el fracaso de la política de hidrocarburos culpando a Morales y al ministro de hidrocarburos (¿alguien recuerda quién era?) y lavándose las manos como jefe del equipo económico por esta barrabasada es el acto pilatesco más grande de la política boliviana.

Ahora recién se ponen las pilas y anuncian masivas inversiones en la exploración de gas en un contexto de hambruna fiscal. El Estado no tiene un peso. En este contexto, para poder retomar la vocación gasífera de Bolivia y todavía aprovechar la ventana de oportunidad que existe con este energético, se debería ir mucho más allá. Es absolutamente fundamental reformar la Ley de Hidrocarburos, haciéndola más atractiva para la inversión extranjera directa y promoviendo una profunda reforma de la empresa estatal que devuelva a los bolivianos competentes su gestión, dejando de lado la administración cooptada por sindicatos y militantes políticos sin competencia.




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