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28/08/2020

Estudio Delphi de José Luis Exeni: tirar la piedra y esconder la mano

El viernes 21 de agosto publiqué en Twitter mis apreciaciones en relación a la encuesta Delphi 3, realizada por José Luis Exeni en el Foro que dirige en la Friedrich Ebert Stiftung (FES). Cabe, en justicia, separar el resto de los foros de la FES de las críticas que hago al que dirige Exeni.

El método Delphi (nombre en inglés tomado del oráculo de Delfos) es una técnica que se basa en opiniones de expertos, generalmente con intenciones prospectivas.

Pongo a continuación la argumentación que di sobre el estudio Delphi que dirige Exeni:

1. Cuando supimos que en los primeros Delphi de Exeni tenía por entrevistados, como “líderes de opinión”, a guerreros digitales del MAS, vimos que acompañaba con un relato de cifras, la línea estratégica de la campaña del MAS, que en ese momento era que ganaban la elección en 1ra vuelta.

2. Esa línea ya no es la misma, puesto que las evidencias muestran que hoy, el MAS, con esfuerzo, podrá ocupar un 2do lugar para luego ser apabullado en 2da vuelta. El relato de victoria en 1ra ya no es creíble, hay que hacer un viraje, dice la campaña del MAS y el nuevo Delphi acompaña.

3. La narrativa que se cocina ahora con el 3r Delphi, es otra. Eso sí, sigue la estrategia de campaña del MAS, por lo que podríamos presumir que, si antes se entrevistaba a Guerreros digitales, no sería poco creíble que Huarachi y Leonardo Loza estén entre sus “líderes de opinión”, hoy.

4. La nueva estrategia del MAS, con el Delphi de Exeni, es, en pequeñas dosis, echar basura al TSE, que antes presidió, pero renunció, creo, por no animarse a ejecutar [todos] los cimientos del fraude, pero tampoco denunciarlos. Alegó, en medio de los alegatos en La Haya, que estaba enfermo.

5. Viendo su nuevo Delphi, llama la atención que Exeni parece haber encontrado la Loma Santa, El Edén, el lugar donde los “líderes de opinión”, los opinadores, no quieren opinar porque dice que “no saben/no responden”. Exeni encontró la “tierra sin mal”. Que nos sople las coordenadas.

6. Acompaña la nueva estrategia del MAS: tirar gotitas con carga viral contra el TSE, para cuando llegue el momento. La función de los seres de mitología de Exeni, los opinadores sin opinión, es abultar la cifra de los que, jura, no ponen las manos al fuego en la credibilidad del OEP. (El estudio señala que el 29,9% de los entrevistados cree que el TSE no garantiza unas elecciones limpias o dice no saberlo).

7. El Delphi de Exeni, entonces, acompaña el relato de la estrategia del MAS para cuando llegue el momento... ¿Para cuando llegue el momento de qué? se preguntarán, para cuando llegue el momento de que intenten, otra vez, incendiar el país tras perder las elecciones.

8. Estamos ante la semilla del acompañamiento discursivo desde los intelectuales orgánicos del MAS, que insertan con disimulo, en cifras, el plan B del MAS de sumirnos otra vez en el terror y la violencia con el desconocimiento de los resultados de la próxima elección”.

Por supuesto que el posicionamiento comunicacional que apuestan a la convulsión no tiene nada que ver con el objetivo de la FES en el país, que es “contribuir al fortalecimiento del desarrollo y la democracia, ofreciendo un espacio plural para que diversos actores políticos, sociales e institucionales puedan reflexionar en torno a los problemas más relevantes para el país”.

¿Defensa a Exeni en un editorial escrito por él mismo?

Después de publicada mi argumentación, el 23 de agosto, “coincidentemente” La Razón publicó un editorial que defiende el trabajo de Exeni. El editorial primero se disfraza de democrático, pero acompaña la peligrosísima idea, artificialmente construida, de que hay gente que “cree” que habrá fraude. ¿También para preparar los ánimos para cuando llegue el momento?

En su último párrafo, el editorial intenta lavarle la cara al estudio Delphi, pero posicionando la cifra de gente que “desconfía” del OEP, haciendo coro a sectores ultraconservadores que andan en las mismas. El Editorial dice más o menos esto: “El OEP es confiable, pero miren este ‘estudio’ de la FES qué muestra que mucha gente dice no lo es”.

Se ha develado hace poco la composición del directorio de La Razón, del cual fue (¿es?) parte Exeni, quien además era (¿es?) uno de los editorialistas. Recibía, junto a los otros editorialistas, entre 500 y 1.000 bolivianos por texto, de una media página de extensión, según se informó públicamente.

Por ello irrumpe, claro, la duda razonable de si Exeni le cobra a la FES por realizar el Delphi y también le cobra a La Razón por escribir él mismo su propia defensa del Delphi, escondiendo la mano detrás de un editorial “anónimo”. También queda la duda de que el editorial lo haya escrito otro de los miembros del directorio o sus próximos. En cualquier caso ¿cobran los editorialistas debiendo la empresa meses de sueldo a los extrabajadores despedidos en media pandemia?

También penetra la duda sobre el papel jugado por otros miembros “pnudescos” de directorios anteriores de La Razón relacionados también con la elaboración de los Delphi en cuestión y con la cocción, a fuego lento, de una narrativa que legitima los 14 años de gestión fraudulenta del MAS en salud, en educación, en lucha contra la pobreza, etc.

Aquí hay que ser claros: La Razón no quebró por sí sola y es un compromiso pendiente con la historia reciente de la democracia sacar el velo de lo que realmente ocurrió. El cierre, o el encogimiento, de un medio de comunicación de tradición no es un hecho menor dentro de la historia política de un país.

Por otro lado, pero hablando ahora de la Historia de la Democracia Boliviana, con mayúscula, si descubrir qué es lo que realmente sucedió en La Razón para arribar a la descomposición moral en que se encuentra, entonces no se puede dejar de notar el nulo compromiso, la ligereza y la candidez de sus administradores para con la Historia de Bolivia, al haber borrado todos sus contenidos digitales anteriores. ¡Ya no figuran en internet!

De no repararse ese daño estamos ante un atentado no contra el trabajo de los extrabajadores de La Razón, ni del directorio, ni de las jefaturas de la empresa, sino contra un patrimonio colectivo documental de la historia del país, con documentación histórica cuyo acceso hoy está restringido a las hemerotecas tradicionales.

Sé que los aludidos escuchan lo que se les dice en este texto, aunque no quieran oír: la colaboración en la construcción del relato del MAS y el posicionamiento de sus ideas tiene y ha tenido consecuencias funestas. Por ejemplo, a causa de colocar la idea falsaria de “no fue fraude, fue golpe”, hay personas que hoy están muertas. El intento de implantar la idea de la “desconfianza” en el proceso electoral es nitroglicerina pura que debemos denunciar.

Ricardo Aguilar A. ensayista, trabajó en La Razón hasta septiembre de 2016 



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