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Puente del Topater | 28/10/2020

El sello de inicio

Ronald MacLean-Abaroa
Ronald MacLean-Abaroa

El 3 de noviembre de 1970 inauguraba su presidencia Salvador Allende en Chile. Lo que la gente más recuerda de esa transmisión de mando fue la presencia de Fidel Castro, invitado por Allende, seguramente como un acto romántico de un socialista burgués elegido democráticamente, hacia alguien que resultó siendo el símbolo de una revolución fracasada en Cuba, que años más tarde, sin embargo, fue caprichosamente imitada por Hugo Chávez en la Venezuela de hoy.

Castro se tomó en serio la invitación de Allende y, por falta de algo mejor que hacer, se quedó visitando Chile por varios meses ante la exasperación del flamante presidente que ya no sabía cómo deshacerse del barbudo.

Veintitrés años después, Jaime Paz invitó a Fidel Castro a la transmisión de mando a Gonzalo Sánchez de Lozada, a pesar de mi consejo en contrario como Canciller de la República. Era una invitación sin sentido. Sánchez de Lozada había ganado la presidencia democráticamente y era un político liberal. Ésa era “su” inauguración y la invitación a Castro estaba fuera de lugar, excepto para Jaime que concluía su mandato en alianza con el Gral. Hugo Banzer y quizá quería reafirmar su identidad socialista.

Llegado Castro a Bolivia y concluida la ceremonia de transmisión, éste pidió a Sánchez de Lozada quedarse un tiempo recorriendo Bolivia, como lo había hecho antes en Chile. Pero Sánchez de Lozada no era Allende y, aunque casi terminó igual, tuvo la presencia de ánimo de no extenderle la invitación a Castro con una salida muy a su estilo, diciéndole al líder socialista que retornara a Cuba para que los bolivianos se enteraran quién era su nuevo presidente.

Por suerte Castro ya no está entre nosotros, que si fuera de otro modo estoy seguro que Evo Morales estaría colgado de su brazo para volar con él a La Paz a la toma de mando del presidente Luis Arce Catacora. En su defecto, no sería raro que Morales esté intentando subirse al avión de Maduro, el sátrapa venezolano, para que lo traiga a La Paz y robarle el show “al hermano Lucho”. Pero estoy seguro que Arce Catacora no está interesado en que se le transmita el karma que dejó Castro en Chile y en Bolivia, donde ambos presidentes, Allende y Goni, en diferente forma y tiempo, salieron de palacio.

Lo que Evo y algunos de sus seguidores no han terminado de entender es que Bolivia ya no los quiere de vuelta, y mucho menos desea seguir el camino de Venezuela. El contundente mandato que Bolivia le ha otorgado a Arce Catacora, el 18 de octubre pasado, no es a Evo Morales,  es a pesar de Evo. Es un mandato a retornar a un periodo de estabilidad con crecimiento económico y empleo. Eso es lo que el MAS les ha ofrecido a los bolivianos y va a tener que cumplirles.

La receta de Venezuela no sirve para ello y Arce Catacora y Choquehuanca lo saben. Y por tanto, no querran bautizar su victoria con el sello de la derrota y el fracaso que representan Evo Morales, Raúl Castro, Maduro, Ortega, López Obrador y los Fernández-Kirchner, asistiendo a su inauguración.

*Ronald MacLean Abaroa fue alcalde de La Paz y ministro de Estado



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