En una sorpresiva comunicación del gobierno, se
ha anunciado la convocatoria a empresas especializadas en tecnología para que
presenten propuestas de uso de métodos de extracción directa de litio en los
salares bolivianos (Véase https://www.pscp.tv/w/1YpKkzVVkOPxj,
a partir del minuto 17:02).
A continuación, me refiero en principio a algunos detalles de la presentación de la convocatoria que me parecieron interesantes.
En primer lugar se debe destacar los comentarios claros aunque incompletos del ministro del área sobre la tecnología de extracción directa del litio (DLE, por su abreviatura en inglés) que marcan a pesar de todo una diferencia respecto a su actuación de 2019 como uno de los tres miembros del directorio de la empresa mixta YLB-ACISA, en el que, por todo lo que se ha conocido, no se habría dedicado, precisamente, a defender los intereses nacionales.
Respecto a su explicación parcial de los métodos DLE, el ministro no parece estar informado sobre otras tecnologías más avanzadas que ya se han desarrollado en diferentes países del mundo, tales como la extracción electroquímica y la extracción por electrodiálisis, que también deberían ser incorporadas en la convocatoria.
En segundo lugar, cabe resaltar la contradicción en la que entra y la falta de conocimiento sobre el tema que demuestra el jefe de Estado en su discurso político. La contradicción se pone de manifiesto cuando el presidente habla primero de los significativos avances del proyecto del litio bajo la gestión de Evo Morales y luego se refiere a la necesidad de utilizar nuevas tecnologías para mejorar y acelerar el proceso de producción de litio en el Salar de Uyuni.
Dice que el tiempo perdido (11 meses, NdA) bajo el supuesto gobierno de facto, les “obliga a mejorar la tecnología para tener resultados más de impacto; caso contrario, el proceso de industrialización del litio con el esquema anterior (11 años, NdA) no iba a garantizar frutos a la brevedad que es lo que la economía y el pueblo hoy está esperando”.
Después de escucharlo uno se queda pensando que quizás esos supuestos avances a los que hacía referencia en la primera parte de su intervención no han debido ser tan importantes puesto que ahora se estaría decidiendo usar tecnologías alternativas luego de más de una década de experimentación errada, acompañada de un enorme despilfarro de recursos financieros del pueblo boliviano.
Analicemos ahora la carencia de información del Presidente sobre un tema de crucial importancia para el futuro del país. Ésta se refiere a la problemática de los recursos y reservas de litio de Bolivia. Al respecto, dice: "No debemos olvidar que somos el país con la mayor reserva de litio. Sólo si se verificara la reserva de litio del norte de México, que todavía no tiene una verificación, nos podrían desplazar a un segundo lugar (…). Pero la única reserva mundial de litio certificada y que se considera la mayor es la que tenemos acá en nuestro país. Somos, por lo tanto, el país con los mayores recursos de litio de la región”. ¿Qué?
Se debe informar de comienzo que Bolivia no cuenta con reservas de litio. Lo que hizo la empresa SRK, contratada por YLB en 2017, fue incrementar el dato de recursos identificados de nueve millones de toneladas de litio de contenido metálico, que era la cifra que se manejaba desde principios de los años 90 del siglo pasado, como resultado de los estudios del geólogo francés Francois Risacher, a 21 millones de toneladas de litio de contenido metálico, que es la cantidad que ahora menciona el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Pero, de ninguna manera, SRK “certificó” reserva de litio alguna en Bolivia. Para que esos recursos se conviertan en reservas es necesario hacer estudios adicionales que la empresa SRK tenía que efectuar en el marco de su contrato con YLB, pero que no realizó por razones completamente desconocidas. El gobierno actual debería instruir a la brevedad posible la realización de una auditoría completa del proceso de contratación de esta empresa, así como del desarrollo de la consultoría, incluyendo la entrega de los productos especificados en el contrato y los términos de referencia, a fin de despejar todas estas dudas.
Cabe aclarar que las reservas, a diferencia de los recursos identificados, se caracterizan por constituirse en una medida de volumen y calidad de recursos que podrían ser explotados económicamente, es decir dando lugar a un beneficio, una ganancia o un excedente económicos. El presidente, sin embargo, no sabe lo que dice cuando comenta sobre las reservas supuestamente no verificadas de México que podrían desplazar a Bolivia a un segundo lugar en este plano.
Al parecer, Arce no tiene la más remota idea ni de lo uno ni de lo otro. Para su información, las reservas de litio de México sí están verificadas y han sido homologadas por el Servicio Geológico de EEUU en febrero de este año, pero jamás podrían desplazar a Bolivia a un segundo lugar, asumiendo que algún día nuestro país haga por fin su trabajo de certificación de reservas demorado desde abril de 2008.
La razón es muy sencilla. Teniendo en cuenta los recursos identificados de litio de Bolivia (21 millones de toneladas de litio de contenido metálico), es posible estimar preliminarmente una reserva de al menos unos 10 millones de toneladas de litio de contenido metálico para el Salar de Uyuni, lo que colocaría a nuestro país en primer lugar no solamente en materia de recursos identificados de litio sino también en términos de reservas del metal más liviano de la Tierra.
Es necesario puntualizar aquí que las reservas de litio de México alcanzan solamente a 1,7 o 1,8 millones de toneladas de litio de contenido metálico, lo que las posiciona en un cuarto lugar en el mundo, después de Chile, Australia y Argentina. No obstante, el litio mexicano se encontraría en yacimientos de arcilla, lo que introduce dificultades particulares para su explotación.
Ahora bien, en lo que se refiere a los temas de fondo, surgen muchas dudas respecto de lo que acaba de comunicar el gobierno. La opinión pública recordará que hace sólo unas semanas Arce anunciaba en México que reanudará negociaciones con los alemanes. En este sentido, resulta difícil entender en la actualidad su determinación de convocar a empresas tecnológicas para aplicar nuevas tecnologías de extracción de litio.
Al parecer el plan sería renegociar con la empresa alemana a la que se rescindió el contrato en 2019 para consumar el desastre de proyecto impulsado por el MAS durante los últimos 13 años, posiblemente maquillando algunos términos, y aplicar nuevas tecnologías en otras zonas del Salar de Uyuni así como en los salares de Coipasa (Oruro) y Pastos Grandes (Potosí).
Aunque me parece bien que se empiece a ver la posibilidad de utilizar nuevas tecnologías en los salares bolivianos, que, dicho sea de paso, es lo que vengo planteando desde hace más de una década, considero inaceptable llegar a acuerdo alguno con la empresa alemana ACI Systems porque ésta, en complicidad con los diferentes responsables del proyecto de litio durante la gestión de gobierno de Morales, solamente pretendía engañar al pueblo potosino y boliviano a través de un contrato leonino y atentatorio contra los intereses nacionales.
En este sentido, como los alemanes no pueden demostrar en este momento que tienen tecnología propia para producir hidróxido de litio a partir de salmuera remanente, mal llamada residual, Comcipo debería exigir que YLB convoque a los mejores especialistas y técnicos bolivianos para asumir este desafío con base en los avances que ya se tiene en YLB en esta materia y que sirvieron de fundamento para el planteamiento de las tres opciones tecnológicas desarrolladas por K-Utec y ACI Systems de Alemania para la empresa mixta.
Esto se puede hacer y sólo requiere voluntad política. Si el gobierno quiere rectificar sus errores y “llevar la fiesta en paz”, esta es su oportunidad de hacerlo. Confieso, sin embargo, que dados los antecedentes de las autoridades actuales no soy muy optimista en relación con esta posibilidad.
Por último, hay que aclarar que el negocio del litio en este momento no está en el carbonato de litio que produciría YLB por cuenta propia sino en el hidróxido de litio a obtenerse a partir de salmuera remanente, una materia prima que el gobierno todavía pretendería entregar a precio de costo a los alemanes, pasando por alto el regalo de los servicios provenientes de la costosa infraestructura de piscinas de evaporación solar, financiada enteramente con recursos del Banco Central de Bolivia. Una vez más, el gobierno tiene la oportunidad de demostrar al país que está dispuesto a frenar la expoliación de nuestros recursos estratégicos, incorporada de manera implícita en el acuerdo con los alemanes.
En suma, está bien que esta vez se intente poner una mirada estratégica sobre el tema del litio a través del cambio de tecnología, pero eso no debería significar hacer “borrón y cuenta nueva” con todo lo sucedido en el pasado, eximiendo de responsabilidades a quienes ocasionaron un daño económico al Estado de cerca de 1.000 millones de dólares sin ningún resultado positivo tangible para el país.
El gobierno debería convocar de inmediato a una auditoría técnico-operativa independiente para que se establezcan las responsabilidades de quienes estuvieron a cargo de un proyecto esencialmente fallido.
Juan Carlos Zuleta Calderón es analista de la economía del litio.