El primer ministro de Serbia, Milos Vucevic, presentó su renuncia tras intensas protestas nacionales.
Brújula Digital|Agencias|28|01|25
El primer ministro de Serbia, Milos Vucevic, presentó su renuncia tras intensas protestas nacionales provocadas por el colapso de una marquesina en una estación de tren en Novi Sad, que dejó un saldo de 15 personas fallecidas.
Vucevic explicó que su decisión busca evitar mayores tensiones en la sociedad, según la BBC.
El trágico incidente, ocurrido en noviembre, generó una ola de indignación en el país, con decenas de miles de ciudadanos demandando responsabilidades por el desastre y denunciando la corrupción y la falta de control en los proyectos de construcción.
Desde entonces, más de una docena de personas, incluido el exministro de Transporte Goran Vesic, han sido acusadas en relación con el colapso. Vesic renunció poco después del incidente.
Estudiantes han liderado las manifestaciones, bloqueando tráfico y ocupando universidades durante meses. Además, una huelga general convocada recientemente paralizó gran parte del país, y en diciembre se estima que unas 100,000 personas se reunieron en Belgrado para protestar. También se han registrado movilizaciones más pequeñas en otras localidades.
El lunes, las tensiones escalaron cuando una estudiante resultó herida durante enfrentamientos entre manifestantes opositores y simpatizantes del partido gobernante en Belgrado, afirma la BBC.
Esa misma noche, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, anunció que indultará a los estudiantes y profesores involucrados en las protestas y adelantó una reestructuración del gabinete, anticipando la sustitución de más de la mitad de los ministros.
Vucevic, quien también lidera el gobernante Partido Progresista Serbio, asumió el cargo de primer ministro hace menos de un año.
Previamente, fue ministro de Defensa y alcalde de Novi Sad entre 2012 y 2020, periodo en el que se iniciaron las obras de reconstrucción de la estación de tren.
Si bien la renuncia del primer ministro podría calmar las tensiones, también abre la posibilidad de elecciones parlamentarias si no se nombra un sucesor en 30 días.
Sin embargo, un cambio de poder parece poco probable, ya que el partido gobernante mantiene un control sólido sobre los medios y cuenta con una oposición dividida.
El desenlace dependerá de cómo los manifestantes interpreten la dimisión. Si la ven como un avance, las protestas podrían cesar; de lo contrario, la inestabilidad en el país podría continuar.
BD/MS