|OPINIÓN|Las posibilidades de Edmundo González en Venezuela|Julio Ríos Calderón|

Brújula Digital|09|01|25|

Julio Ríos Calderón

Este viernes 10 de enero se dibuja como una fecha crucial en el convulso panorama político de Venezuela. Edmundo González, reconocido por la gran mayoría de sus habitantes como el legítimo presidente, además de entidades como la Unión Europea, Estados Unidos, Argentina y otros, se enfrenta a un dilema que podría definir el futuro del país. Ante la posibilidad de jurar su cargo en Venezuela o en el extranjero, su decisión no solo tendrá repercusiones inmediatas, sino que también marcará el rumbo de una nación que ha padecido durante años bajo el régimen opresor de Nicolás Maduro.

La situación en Venezuela es un reflejo de una lucha más amplia por la libertad y la democracia en América Latina. La sombra de Nicolás Maduro, quien ha mantenido su poder a través del terrorismo de Estado, la tortura y el asesinato, comienza a desvanecerse. Sin embargo, el régimen aún cuenta con el apoyo de tropas extranjeras, lo que complica el camino hacia la restauración democrática. González, ganador legítimo de las elecciones del 28 de junio, superó en su carrera electoral los obstáculos casi insuperables impuestos por la dictadura y ahora se encuentra en el umbral de un nuevo capítulo en la historia del país. 

La comunidad internacional ha estado expectante, condenando la brutalidad del régimen y apoyando el deseo de cambio del pueblo venezolano. Los países de la región, que han sido testigos del sufrimiento y la resistencia de los venezolanos, se preparan para respaldar al nuevo gobierno que González espera formar. La participación masiva y el control electoral riguroso que llevaron a su victoria son prueba del anhelo de un futuro diferente. El 10 de enero, González deberá decidir entre tres escenarios posibles: jurar en Venezuela, un acto de desafío directo al régimen; hacerlo en otro país, buscando seguridad mientras establece su gobierno; o, en un giro inesperado, que Maduro intente juramentarse ilegalmente, desafiando la legitimidad de González. 

Sin embargo, en cualquiera de estos casos, la dictadura de Maduro se encuentra en una posición precaria. Los días de opresión están contados y la mayoría de los venezolanos, cansados de la miseria, anhelan un cambio. La esperanza se cierne sobre el horizonte, y González representa esa luz en la oscuridad. Su compromiso inquebrantable con la democracia y la libertad es un faro para aquellos que han luchado durante años por libertad y democracia.

El 10 de enero será el comienzo de una era renovada en la historia de Venezuela. La caída de la dictadura es inevitable, y el pueblo está listo para recibir a su presidente legítimo, Edmundo González Urrutia. La historia está en movimiento, y el mundo entero estará mirando, expectante ante un posible renacer de la libertad y la dignidad en Venezuela. Una era de esperanza, donde los venezolanos podrán vivir sin miedo, sin opresión y sin miseria, está al alcance de la mano. El 10 de enero será un testimonio del poder de la resistencia y del deseo colectivo de un futuro mejor.

Julio Ríos Calderón es periodista y escritor.

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