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Brújula Digital|Agencias|15|03|24|
Amnistía Internacional afirmó mediante un comunicado que debe considerarse un ataque israelí contra un grupo de siete periodistas, de los cuales uno resultó muerto, como “crimen de guerra” y demandó que las autoridades de Israel coadyuven con las investigaciones.
“Los disparos israelíes contra un grupo de siete periodistas en el sur de Líbano el 13 de octubre y que causaron la muerte del periodista de Reuters Issam Abdallah y heridas a los seis restantes, fueron probablemente un ataque directo contra civiles que debe ser investigado como crimen de guerra” declaró Amnistía Internacional, una entidad de derechos humanos.
Amnistía Internacional anunció que investigó más de 100 videos y fotografías del hecho, analizó fragmentos de armas y entrevistó a nueve testigos y con ello concluyó que el grupo era claramente identificable como de periodistas.
Pese a ello, el Ejército israelí los atacó con dos disparos de un tanque efectuados con 37 segundos de diferencia.
El ataque terminó con la vida de Issam Abdalah, periodista de Reuters, e hirió gravemente a los otros seis: Christina Assi perdió una pierna y seguía hospitalizada en el momento de la publicación; Dylan Collins sufrió heridas de metralla en la cara, brazos y espalda; Maher Nazeh sufrió heridas de metralla en los brazos; Thaier al Sudani, tiene heridas de metralla en todo el lado izquierdo del cuerpo; Carmen Joukhadar también sufrió heridas de metralla y otras lesiones, sobre todo en la mitad inferior del cuerpo; y Elie Brakhya sufrió heridas graves en ambos brazos y un hombro aplastado.
Todos ellos son periodistas de Reuters, Agencia France Presse y Al Jazeera.
Una investigación de la ONU sobre el incidente confirmó que un tanque israelí disparó munición de 120 mm contra los periodistas, que estaban claramente identificados como tales.
El grupo de reporteros filmaba bombardeos transfronterizos entre Líbano e Israel desde un área abierta en una colina cerca del pueblo libanés de Alma al-Chaab durante casi una hora antes del ataque.
La investigación realizada por la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL), resumida en un informe divulgado por Reuters, dijo que su personal no registró ningún intercambio de fuego en la frontera entre Israel y Líbano durante más de 40 minutos antes de que el tanque israelí abriera fuego.
“El disparo contra civiles, en este caso periodistas claramente identificables, constituye una violación de la UNSCR 1701 (2006) y del derecho internacional”, dijo el informe de la UNIFIL, refiriéndose a la resolución 1701 del Consejo de Seguridad.
Según la resolución 1701, adoptada en 2006 para poner fin a la guerra entre Israel y los combatientes libaneses de Hezbollah, se desplegaron cascos azules de la ONU para monitorear un alto el fuego a lo largo de la línea de demarcación de 120 km (75 millas), o Línea Azul, entre Israel y Líbano.
Como parte de su misión, las tropas de la ONU registran violaciones del alto el fuego e investigan los casos más graves.
Consultado sobre el informe de la UNIFIL, el vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Nir Dinar, aseguró que miembros de Hezbolá habían atacado a las FDI cerca de la comunidad israelí de Hanita el 13 de octubre y que respondieron con fuego de artillería y tanques para eliminar la amenaza; posteriormente, dijeron, recibieron un informe de que periodistas habían resultado heridos.
“Las FDI lamentan cualquier lesión a partes no involucradas y no disparan deliberadamente contra civiles, incluidos periodistas”, dijo Dinar. “Las FDI consideran que la libertad de prensa es de suma importancia mientras aclara que estar en una zona de guerra es peligroso”.
Sin embargo, el informe la ONU asegura que “que no hubo intercambio de fuego en la Línea Azul en el momento del incidente”, con lo que dio a entender que fue un ataque premeditado contra civiles.
La editora en jefe de Reuters, Alessandra Galloni, pidió a Israel que explique cómo pudo haber ocurrido el ataque y que responsabilice a los responsables.
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