Los empresarios estamos dispuestos a reorientar nuestras inversiones, porque el país ofrece condiciones favorables para el desarrollo de emprendimientos.
Brújula Digital|09|12|2025|
Rolando Kempff
La economía boliviana puede y debe dejar de depender de los recursos naturales, ya sean mineros o hidrocarburíferos. Existen sectores con amplio potencial -como el turismo, el agrícola y forestal, así como las manufacturas- que ofrecen oportunidades reales para nuevos emprendimientos privados.
Durante los últimos 20 años, las autoridades de gobierno insistieron en que Bolivia avanzaba hacia la industrialización. Sin embargo, la realidad demostró que, sin los ingresos provenientes de los hidrocarburos, el país carece de recursos suficientes para financiar inversiones y gastos básico.
Gonzalo Colque, en su libro Hablemos de economía boliviana sin ser economistas, recuerda que Bolivia, pese a haber explotado recursos naturales de alto valor, sigue atrapada en el atraso económico.
Los ciclos de bonanza permitieron ingresos extraordinarios, pero no lograron romper la dependencia estructural de la economía extractiva.
Esto debe cambiar. Los empresarios estamos dispuestos a reorientar nuestras inversiones, porque el país ofrece condiciones favorables para el desarrollo de emprendimientos agrícolas, mineros, energéticos, tecnológicos, manufactureros y turísticos, entre otros sectores con gran proyección.
El año 2026 debe convertirse en un punto de inflexión para consolidar a Bolivia como un polo emergente de desarrollo sostenible e inteligente en Latinoamérica.
Expertos del sector turístico señalan que, con una adecuada promoción internacional, mejoras en la infraestructura y capacitación constante en turismo sostenible, este sector podría generar más de 2.000 millones de dólares anuales.
La Cámara Forestal de Bolivia estima que su sector podría aportar entre 1.000 y 1.200 millones de dólares al año, siempre que se realicen ajustes estructurales, se garantice la estabilidad jurídica y se sancione efectivamente a los responsables de incendios forestales.
Por su parte, Yacimientos de Litio Bolivianos sostiene que la industrialización de este recurso estratégico podría generar ingresos significativos mediante regalías, impuestos, utilidades e IVA, alcanzando hasta el 70% de las ganancias potenciales. Si además se avanza hacia la exportación de baterías, los ingresos podrían ascender a varios miles de millones de dólares.
Gobierno, trabajadores y empresarios debemos redoblar esfuerzos para diversificar la economía, articulando la producción de todos los sectores con potencial y posicionando a Bolivia como un país de emprendimientos.
La coyuntura política que atravesamos puede convertirse en el impulso necesario para ingresar a una etapa económica moderna, donde la rentabilidad conviva con el cuidado de la naturaleza y el avance de la transformación digital.
El contexto internacional exige adaptarse a un entorno competitivo e incierto, en el que el progreso dependerá de nuestra capacidad de diversificar sectores, atraer inversión extranjera y aprovechar de forma inteligente los recursos estratégicos.
Lo hemos reiterado antes y lo volvemos a señalar: con una adecuada explotación de sus sectores estratégicos, Bolivia puede generar ingresos muy superiores a los del gas natural.
A las ya mencionadas riquezas del turismo, el potencial del litio, el aporte del sector forestal, economía verde, debemos añadir la agroindustria, llamada a convertirse en el verdadero sostén de la economía.
Contamos con la mano de obra y las tierras necesarias para producir alimentos con enfoque sostenible, industrializar la producción agropecuaria y exportar productos orgánicos certificados, con alto valor agregado. Solo este sector podría generar alrededor de 2.000 millones de dólares anuales.
Tampoco podemos dejar de lado los startups en fintech, software y servicios digitales, economía 4.0, que con el apoyo adecuado -público y privado- pueden convertirse en un motor de exportación de servicios y aportar millones de dólares adicionales.
Tenemos el potencial y contamos con emprendedores capaces. Lo que falta es un marco normativo adecuado y el respaldo necesario del Estado para dar los primeros pasos hacia una economía diversificada, en beneficio de todos los bolivianos.
Siguiendo la teoría de la destrucción creativa, propuesta por los recientes ganadores del Premio Nobel de Economía, transformemos la caída de la producción petrolera en una oportunidad para construir una economía sostenible. Un mejor futuro es posible, y este es el momento de trabajar por él.
Rolando Kempff es economista, PhD en Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador (Argentina) y presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).
