Brújula Digital|17|01|25|
Jenny Ybarnegaray Ortiz
A ver, ¿quién puede negar el valor que tiene el precio del “pan nuestro de cada día” en nuestra psicología económica? Si sube el precio del pan, nuestra economía familiar parece desmoronarse sin remedio aunque, en realidad, ésta ya esté como coladera porque los precios de la “canasta familiar” ya han subido desde al menos tres meses atrás.
Yo suelo apuntar mi lista de compra semanal y los precios de adquisición en una libreta, para no olvidarme y para no tener que volver al mercado o al supermercado. Mi libreta no miente. Lástima que hace poco boté al basurero las de los años pasados, podrían haber servido para un estudio muy particular de la inflación.
El gobierno acordó con los panificadores mantener el precio de 0,50 bolivianos la unidad con el compromiso de subvencionar los insumos por un valor de 400 millones de bolivianos durante 2025. ¡Vaya que sí saben de psicología económica, los muy “astutos”!
La gente, en general, se conformará y se sentirá algo aliviada, quizás. En cambio, yo me siento indignada y engañada una vez más porque lo único que están haciendo es disfrazar la crisis económica, cuando el puchichi ya ha reventado con efectos irreversibles.
No seamos incautas (lo pongo en femenino porque nosotras solemos ser las encargadas de la “economía doméstica”), eso es poner otra piedrita en el dique para evitar que colapse ruidosamente antes de las elecciones de este año, ya que su cálculo y pretensión es únicamente el de mantenerse en el poder, cueste lo que cueste.