Brújula Digital|11|01|25|
Carlos Calle Rivera
La Ley 1582 de actualización de límites solidarios, fue aprobada en septiembre por la Asamblea Legislativa por “consenso” entre todas las bancadas políticas –evistas, arcistas, mesistas, etc.– después de que llegaron a un acuerdo con los médicos sobre la eliminación de la jubilación forzosa a los 65 años. Durante su tratamiento –más de un año y siete meses–, el viceministro Franz Apaza, el presidente de la Comisión de Planificación de Diputados Omar Yujra, el dirigente de jubilados Rodolfo Ayala y el gerente de la Gestora Pública Jaime Durán prometieron el cielo y la tierra a los jubilados.
Todos afirmaron que el 70% de ellos, algo más 157.000 jubilados, serían beneficiados con ajustes en sus pensiones, que los incrementos oscilarían entre 80 bolivianos (para jubilados con 10 años de aportes) y 1.000 bolivianos (para jubilados con 35 años o más). Entonces, pocos levantamos la voz denunciando esa propaganda engañosa, fundamentamos nuestra posición acudiendo a lo que había ocurrido en 2017 (en la anterior actualización). En esa oportunidad constatamos que, de todos los jubilados de entonces, solamente el 28% había sido beneficiario.
Ante la apabullante publicidad gubernamental, los jubilados esperaban ansiosos la fecha de inicio para el ajuste de sus pensiones; sino todos, una mayoría de ellos se hicieron la idea de que su pensión aumentaría en 1.000 bolivianos o en una proporción de este monto de acuerdo a sus años aportados.
El día lunes 16 de diciembre del pasado año, la Gestora Pública dio inicio al ajuste de las pensiones. Ese día, desde muy temprano, centenares de jubilados hicieron filas interminables. ¡Pero, vaya sorpresa! Muchos de ellos fueron retirados de la fila. Diligentes funcionarios de la Gestora, con sus laptops en mano, les daban el baldazo de agua fría: ¡Ud. no accede al aumento! Algunos, todavía no convencidos decidieron permanecer en la fila para que en plataforma les expliquen las razones de su exclusión. Ya en el interior de la oficina, los funcionarios explicaban de manera escueta: “su pensión actual es mayor al límite establecido en la Ley 1582 o la Fracción Solidaria que percibe es mayor a la que le correspondería con esta ley; por lo tanto, la pensión se mantiene igual”.
A quienes eran beneficiarios, los funcionarios les daban la buena nueva: ¡Ud. accede! Imprimiendo, a continuación, el formulario de solicitud y posteriormente el Anexo I de ajuste de la pensión. ¡Otra sorpresa! El ajuste es de cinco bolivianos. “¿Qué?”. Entonces, el funcionario explicaba: “su pensión actual es casi igual al límite establecido en la Ley 1582; por lo tanto, ése es su incremento”.
Otros tuvieron mejor suerte: debido a los años aportados y su alto Referente Salarial Solidario (promedio salarial) su pensión ha sido reajustada significativamente.
De lo relatado se deduce que quienes han aportado pocos años y percibido bajos ingresos, no acceden a un incremento en sus pensiones o éste es insignificante.
En la reunión del día jueves 19 de diciembre de 2024, el gerente de la Gestora Pública, Jaime Durán, y sus técnicos explicaron el procedimiento de ajuste de las pensiones; entonces, recién, revelaron que no todos los jubilados con Pensión Solidaria de Vejez accedían al ajuste, porque para su cálculo se tiene que considerar, además, otras variables: Referente Salarial Solidario, Densidad de Aportes, Porcentaje Referencial y Monto Salarial Referencial. Datos que ningún jubilado conoce y menos puede calcular.
Muchos jubilados expresamos nuestra indignación por el engaño de que habíamos sido objeto y cuestionamos duramente al gerente. Como era de esperar, éste, como Pilatos, se lavó las manos, deslindó responsabilidades, arguyendo que la Gestora Pública, como entidad operativa, se limita a cumplir lo dispuesto por la ley y la reglamentación de la Autoridad de Pensiones y Seguros (APS).
El primer día se vio a Ayala, de los jubilados, merodeando por la Gestora, pero luego desapareció. ¿Por qué será? Más de un jubilado lo buscaba, pero éste no dio señales de vida. Ahora es cuando los dirigentes tienen que dar la cara. Pero, claro, siendo corresponsables del engaño, los traidores optaron por hacerse invisibles.
Lo expuesto en esta columna revela la importancia de los límites solidarios, mientras más altos, accederán más jubilados o todos; no como en el caso de la Ley 1582, que es un engaño.
Una vez más, queda claro que mejores pensiones serán posibles solamente si se cambia la Ley 065. Todos los jubilados estamos convocados a la lucha por una nueva ley de pensiones.
Carlos Calle Rivera es integrante de la Plataforma Una Nueva Oportunidad.