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Brújula Digital|25|09|24|
El balance alimentario en Bolivia enfrenta serios desafíos debido a múltiples factores que están ejerciendo una presión considerable sobre el sistema.
En este contexto, la importación de alimentos ha seguido en aumento, incluso con los desafíos económicos de 2023. La dependencia de productos alimenticios importados sigue siendo alta, lo que pone en evidencia la necesidad urgente de fortalecer la producción nacional y reducir la vulnerabilidad frente a factores externos.
Según un estudio de la fundación Milenio, en un entorno macroeconómico caracterizado por la incertidumbre y el incremento de las importaciones de alimentos, la alta dependencia de productos importados se convierte en un riesgo significativo para la seguridad alimentaria de la población.
A pesar de que las exportaciones de oleaginosas, especialmente la soya, han representado una fuente crucial de divisas, en 2023 se registró una caída notable en su producción, atribuida a la estabilización de los precios internacionales y a la reducción en el rendimiento de los cultivos.
Aunque la producción de girasol se mantiene positiva gracias a la creciente demanda industrial, la situación general de las cadenas agroalimentarias exige una urgente modernización mediante biotecnología para mejorar la productividad agrícola.
El sector ganadero muestra signos de crecimiento, impulsado por la apertura de nuevos mercados en Asia y África. En 2022, Bolivia contaba con más de 10,7 millones de cabezas de ganado, marcando un crecimiento del 3,4% respecto al año anterior. Por otra parte, la cadena sucroalcoholera enfrenta incertidumbres, con un desajuste entre la oferta y la demanda de biocombustibles, lo que afecta la inversión en cultivos destinados a este fin.
El informe de Milenio señala que, en cuanto a los cultivos, se observó una disminución del 30% en el volumen de cereales, siendo el sorgo y el maíz los más afectados. La producción de plátano ha comenzado a recuperarse tras un periodo de crisis, aunque la falta de pagos por parte de importadores argentinos ha limitado su crecimiento.
Las cifras reflejan un escenario complejo: las condiciones climáticas adversas, la inestabilidad del tipo de cambio y la urbanización creciente han impactado negativamente en la producción agrícola, dificultando el crecimiento sostenido y aumentando las vulnerabilidades en la seguridad alimentaria.
BD/RED
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