Piden conservar fuentes de agua del Sama para el desarrollo de la Ruta del Vino en el Valle Central de Tarija

Brújula Digital|16|01|24|

El desarrollo económico del Valle Central de Tarija, donde se encuentra la Ruta del Vino, necesita la conservación de las fuentes de agua de la Cordillera del Sama, sostuvo el director de Protección del Medio Ambiente Tarija (Prometa), Rodrigo Ayala Bluske, pues en el sector falta hacer frente a depredadores y loteadores que actúan con impunidad. 

“El desarrollo económico del Valle Central de Tarija, expresado en las cadenas de productos de alto valor y el desarrollo del turismo, no puede soltar la mano de la conservación del paisaje y la conservación de las fuentes de agua”, afirmó Ayala.

Alertó que en el sector de Sama hay personas que dañan la flora y fauna, además usurpan tierras públicas. “Eso implica impulsar una acción decidida por parte del conjunto de la sociedad que refuerce las instituciones y frente a los depredadores y loteadores ilegales, que actualmente actúan con impunidad”. 

De la Cordillera de Sama, ubicada en el oeste del territorio, se desplazan los innumerables cursos de agua, que dan vida al paisaje tarijeño, y que nutren la actividad agrícola e industrial. Dicha agua es también la que permite que aproximadamente 300.000 tarijeños vivan en este espacio.

Ayala explicó que el Valle Central es un espacio con una “vocación económica fuertemente definida”, pues “su futuro está en el desarrollo del turismo y los cultivos de alto valor”, actividades que además están relacionadas. “Sin embargo, da la impresión de que la sociedad tarijeña, no está completamente consciente de que esa potencialidad, de la cual depende su futuro, está íntimamente ligada a la preservación de nuestros acuíferos y el cuidado del paisaje, la ‘campiña tarijeña’ que le otorga su personalidad y constituye su principal atractivo”.

Aseguró que la industria del vino en el Valle Central “es probablemente la mayor contribución que Tarija le ha dado en las últimas décadas al mosaico boliviano”. Dijo que la explotación del gas en esa región del país, a pesar de su volumen económico generado, no tuvo connotaciones productivas y culturales en la actividad vitivinícola.

“Y es que además de los recursos, o las fuentes de empleo que genera esta la actividad, está la significación simbólica de que se haya desarrollado a pesar del flagelo permanente del contrabando, y haya logrado ganar su propio mercado, y todo esto con un apoyo limitado, casi inexistente en algunos aspectos, del espectro estatal boliviano”, dijo Ayala.

El titular de Prometa explicó que con “la Ruta del Vino, su hermana menor, está ocurriendo algo parecido; ha tenido un amplio desarrollo en los últimos años, a fuerza de pulmón de los inversionistas privados, con un apoyo limitado e intermitente de sus contrapartes en el aparato público”.

Ayala aseguró que el Valle Central, limitado en territorio, pero con características que le otorgan un valor especial a su producción agrícola, tiene su futuro en la vid, los arándanos, los olivos, etc. “Tendremos que convenir que la Ruta del Vino es y debería consolidarse a futuro, como el hilo conductor que una este territorio en sus potencialidades, y sobre todo nos oriente en la necesidad de cuidar los factores que le otorgan su sostenibilidad”, dijo.

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