La calificadora internacional advierte sobre riesgos en la estabilidad económica del país. El Gobierno lo atribuye al “sabotaje” de algunos senadores y diputados
El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, en la conferencia de prensa de hoy (foto Ministerio de Economía)
Brújula Digital |23|11|23|
La calificadora internacional Standard & Poor's (S&P) rebajó su evaluación crediticia sobre Bolivia, tomando en cuenta aspectos como la disminución de las exportaciones, las limitadas reservas internacionales líquidas, los altos déficits fiscales, la escasa transparencia sobre los activos del Banco Central de Bolivia (BCB) y la crisis política en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
La calificación crediticia de largo plazo bajó a CCC+ desde B-, mientras que la de corto plazo rebajó a C desde B. Además la evaluación de transferencias y convertibilidad bajó a CCC+ desde B-.
Según las escalas de calificación; las escalas entre AA y CC pueden tener un signo (+) o (-), que indica si la calificación se aproxima a la categoría inmediatamente superior o inferior, respectivamente. Los que califican con la categoría AAA, AA, A y BBB, significa que tienen buen grado de inversión; sin embargo, los que están en un grado de no inversión o de alto riesgo son calificados con BB, B, CCC, CC, C, D y E, acompañados por el signo de más o menos.
La calificadora internacional considera que existe un empeoramiento de la liquidez externa, lo que podría afectar la capacidad del gobierno boliviano para pagar plenamente su deuda; también enfatiza sobre “los desacuerdos políticos, incluso dentro de la coalición gobernante, han debilitado la capacidad del gobierno para asegurar financiamiento externo y frenar la erosión de su perfil externo. Las divisiones políticas, incluso dentro del partido político gobernante, han retrasado la aprobación del endeudamiento externo por parte del Congreso”, señala el documento.
S&P visualiza que aspectos como los déficits fiscales de Bolivia se mantendrán elevados durante los próximos dos años, ya que los menores ingresos por hidrocarburos superarán la capacidad de ajustar el gasto público, a lo que se suma la falta de transparencia sobre los datos de las reservas internacionales, que aumenta la incertidumbre. “Para mejorar la perspectiva se necesitaría medidas políticas decisivas que impulsen la confianza de los inversores, con financiamiento externo y corregir déficits fiscales”.
También pesan sobre las calificaciones de Bolivia, la limitada flexibilidad de la política monetaria derivada de las rigideces del tipo de cambio, el bajo Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y el crecimiento económico inferior al de otros países con un nivel similar de desarrollo. “Bolivia también tiene finanzas públicas débiles, con déficits netos del gobierno general superiores al 5% del PIB y una deuda neta del gobierno general superior al 60% del PIB", afirma el documento.
El Gobierno, a través del ministro de Economía, Marcelo Montenegro, atribuyó la baja calificación a los problemas políticos al interior de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) y el boicot a la gestión económica del presidente Luis Arce.
“En la parte sustancial del informe señala que la baja calificación responde a los problemas políticos en la ALP, el boicot y el bloqueo económico que se está dando a la gestión del presidente Luis Arce. El martes advertí que todas estas acciones, de ralentizar, paralizar, boicotear la economía, van a tener sus efectos y lo estamos viendo en este informe”, argumentó la autoridad en conferencia de prensa.
Afirmó que el informe de la calificadora internacional no tomó en cuenta los indicadores positivos de la economía nacional, frente a un contexto internacional adverso, como que el país tiene una inflación estable y controlada, un crecimiento económico sostenido, un mercado laboral dinámico, descenso del desempleo, mayor participación del mercado laboral y un presupuesto adicional para las entidades subnacionales.
“Son elementos que la calificadora no los toma en cuenta, cuando en el mundo hay un entorno internacional de alta volatilidad e incertidumbre. (…) Le pedimos a la Asamblea Nacional y a todos sus representantes que reflexionen, no se puede afectar de esta manera a todo un país. No les interesa el prestigio económico, ni a las repercusiones económicas que desde afuera pueden venir a la economía nacional”, cuestionó.
Según la calificadora internacional, una calificación crediticia es una opinión educada sobre la probabilidad de que un emisor cumpla con sus obligaciones financieras en tiempo y forma. Puede ayudarle a obtener conocimientos de –y acceso a— nuevos mercados, reforzar la transparencia, servir como un parámetro universal, y evaluar y demostrar la calidad crediticia. No constituye una garantía ni un indicador absoluto, pero es una herramienta crucial para los inversionistas en el proceso de toma de decisiones.
BD/WPS