El director País del Programa Mundial de Alimentos, Alejandro López-Chicheri destacó los avances en seguridad alimentaria, sin embargo advirtió que persisten otras dificultades.
Director País del Programa Mundial de Alimentos en Bolivia, Alejandro López-Chicheri. Foto: Brujula Digital
Brújula Digital |30|06|23|
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), preocupado por el doble costo que significa la desnutrición y la obesidad en Bolivia, realiza un estudio junto con el Ministerio de Salud. A nivel regional las brechas son perceptibles, donde el oriente y tierras bajas se encuentran en mejor situación alimentaria que el occidente y las tierras bajas.
En entrevista con Brújula Digital, el director País del Programa Mundial de Alimentos, Alejandro López-Chicheri destacó que Bolivia es un país de ingreso medio, y que durante los últimos 15 años ha avanzado bastante en el tema de seguridad alimentaria.“El país redujo del 26 a 16% la desnutrición infantil crónica y hay bastantes avances considerables que permiten decir que Bolivia está en marcha. No obstante persisten dificultades y desafíos en el país, sobre todo relacionados a la pandemia y otras formas de mal nutrición, así como la obesidad que está afectando a muchas poblaciones”, apunta.
El PMA tiene una forma de medir el hambre y la desnutrición. Una de las formas en que miden el hambre es a través de la prevalencia de la desnutrición, que se utiliza para medir el hambre (indicador 2.1.1 de los ODS), y la desnutrición es una condición en la que el consumo habitual de alimentos de un individuo es insuficiente para proporcionar la cantidad de energía dietética necesaria para mantener una vida normal, activa y saludable.
El Representante País dice que de cierta manera es usual lo que sucede, ya que mucha gente llega a la clase media y empieza a comer mal, deja de comer productos tradicionales, de comer alimentos nutritivos y empieza a comer alimentos procesados, “comida basura” o empieza a consumir productos que ni siquiera son sostenibles.
A la consulta que si es necesario reeducar a la población en hábitos alimenticios, responde: “Es importante no olvidarse que Bolivia tiene una riqueza biológica de alimentos, de saberes ancestrales y de sabores naturales que no se pueden perder a veces vemos que en la propia comunidad o familia hay un niño con anemia o con desnutrición y a lo mejor la madre está obesa y eso es porque hay un cambio de dieta inevitable”.
En ese marco informa que junto al Ministerio de Salud se encara un estudio relacionado a la “doble carga”, donde se evalúa el costo de la desnutrición y también de la obesidad en Bolivia.
“Lo más importante es entender cuáles son las dificultades, por eso trabajamos junto al Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras en el ICCOM que es el mapa de vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria tomando en cuenta los cuatro factores: acceso, disponibilidad, utilización y shock”, explica.
La inseguridad alimentaria por acceso es entendida como la ingesta insuficiente de alimentos, ya sea de forma transitoria, aguda, estacional o crónica. Tiene efectos graves para la salud y el desarrollo de las personas, especialmente en los niños.
En tanto que la inseguridad por disponibilidad puede estar asociada a la falta de recursos económicos para acceder a ciertos alimentos.
La inseguridad alimentaria por utilización está asociada a la utilización biológica de los alimentos, que vincula estado nutricional y estado de salud, proporciona la definición aceptada de inseguridad alimentaria, es decir, la ingesta insuficiente de alimentos, ya sea transitoria —en épocas de crisis—, estacional —campañas agrícolas— o crónica —cuando es continua.
En cuanto a la inseguridad por shock se entienda que es aquella transitoria, en la que las personas se enfrentan a niveles de consumo, inferiores a los adecuados por periodos definidos, como resultado de choques económicos y naturales, variaciones en los precios internacionales, sequías y cualquier tipo de desastre natural e incluso por periodos de enfermedad o desempleo temporal que ocasione disminución en un ingreso.
De acuerdo a la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en Bolivia el 28% de la población es obesa mientras que cerca de 1.5 millones de habitante pasan hambre y otros 8,6 millones de adultos están en condiciones de obesidad.
Sistemas alimentarios
Según el Director País del Programa Mundial de Alimentos, la nueva línea base de seguridad alimentaria tiene un enfoque más integral, ya que hablar de seguridad o inseguridad alimentaria ha “quedado chico”.
“Estamos empezando a trabajar con un nuevo enfoque hablando de sistemas alimentarios; porque además de hablar de la disponibilidad de los alimentos, del acceso, del uso, estamos hablando de brechas que han quedado al medio del comercio de alimentos de exportación, importación, ya no es solo cuatro componentes, hay una variedad de indicadores de la producción”, sostiene.
Mencionó que la plataforma del Observatorio Agroambiental del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT) en su sitio web: https://iccom.observatorioagro.gob.bo ha adoptado el ICCOM, que ofrece una gran base de datos cartográficos por municipios, que muestran el estado de situación respecto a los sistemas alimentarios a nivel nacional.
“Este mapa proporciona evidencia para realizar estrategias programáticas amplias y específicas, intervenciones efectivas de seguridad alimentaria a mediano y largo plazo en relación con la resiliencia y la reducción del riesgo de amenazas naturales, para identificar áreas de vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria en las comunidades y desastres como inundaciones, sequías y degradación de la tierra.
El análisis se realizó en dos etapas; la primera a nivel de municipios y la segunda a nivel comunidades. La información con la que se trabajó este análisis es diversa, proveniente de instituciones y fuentes oficiales como el Censo de Población y Vivienda (CPV-2012), Censo Agropecuario (CNA-2013) y del Sistema de Información de Emergencias para la Seguridad Alimentaria de la Unidad de Contingencia Rural (UCR).
El ICCOM muestra a detalle los municipios que se encuentran en alta vulnerabilidad alimentaria por uso, acceso, disponibilidad y shock identificados con el color guindo en muy alta vulnerabilidad; en rojo, en alta vulnerabilidad; en café en medida; en amarillo en baja vulnerabilidad y en verde en muy baja vulnerabilidad.
Al momento de aterrizar en las regiones, claramente se puede percibir que la zona del oriente y las tierras bajas se encuentran en mejor situación alimentaria que el occidente y las tierras altas.
La pandemia ha retrasado los logros
Al momento de analizar la situación de la vulnerabilidad alimentaria, , el director País del Programa Mundial de Alimentos, Alejandro López-Chicheri reconoce que la pandemia ha retrasado el cumplimiento a nivel mundial a nivel de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que para el 2030 quiere acabar con el hambre.
“Quiere acabar con todas formas de hambre, y no solo Bolivia, sino en muchísimos países que se han visto afectados porque hubo una pérdida de ingresos, la pérdida de trabajo, el incremento de la vulnerabilidad durante los últimos dos años, donde muchos de nuestros programas han estado enfocados en ayudar a la gente más vulnerable en las zonas urbanas, periurbanas que no tenían acceso a los alimentos”, señala.
En ese marco indica que Bolivia cuando ya transitaba a tener ingresos medios llegó la pandemia el 2020 y golpea fuerte a todos, no sólo en términos sanitarios, sino también económicos.
BD JMC
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