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Cultura | 06/09/2018

Es bueno ser “la mala de la película”

Es bueno ser “la mala de la película”

Sharon Stone, Annie Wilkes (arriba), Glen Close y Tilda Swinton (abajo), han dado vida a las mejores “malas” del cine.

Brújula Digital, 6|9|18
Jerussa Pozo

La “mala de la película” es un arquetipo femenino que causa terror, pero que a la vez atrae mucho público. Ojo que para ser considerada “mala” no tiene necesariamente que haber cometido crímenes atroces ni haber conspirado contra el Gobierno de Estados Unidos, no, con que haga lo que le venga en gana, desafíe las convenciones sociales y siga sus deseos más profundos ya es “peligrosa”.

Si nos detenemos a pensar un momento en las villanas del cine más memorables en las últimas décadas, les apuesto a que escenas como el cruce de piernas de Sharon Stone como Catherine Tramell en frente a un escuadrón perplejo de detectives (que se sienten bastante inútiles) en “Bajos instintos”; o una Kathy Bates como Annie Wilkes torturando al personaje de James Caan en “Misery” vienen a su mente. Por lo menos lo hacen en la mía.

Las “malas” que se salen de las reglas siempre han fascinado a Hollywood y permanecen en nuestra memoria por años: son innumerables las películas sobre Mata Hari, Cleopatra o la bruja de Blanca Nieves. Tilda Swinton, que hace de Jadis (La Bruja Blanca) en Las Crónicas de Narnia, también está entre las mejores “malas” del cine.

Y ni hablar de las series (para muchos, las buenas actuaciones y los grandes guiones ahora solo se encuentran en las series), que nos presentaron a Cersei Lannister en “Juego de Tronos” por ejemplo.

La “villana” es más que interesante porque es fría, calculadora, impredecible, desafiante, provocadora, sensual y muchas veces con un estilo de la moda único ¿Se han fijado como muchas “malvadas” visten de blanco?

Así es, en el lenguaje cinematográfico el blanco en los “outfits” lo usan personajes con mucho poder que dominan y manipulan su entorno. Se usa también para ocultar la verdadera naturaleza del personaje, algo así como “lobos en piel de oveja”, ya que muchas veces el atuendo blanco termina manchado de sangre luego de una masacre. Si no, acuérdense de la escena final con Glenn Glose en “Atracción fatal”.

“Una mujer malvada es mucho más nociva que un hombre malvado” dice la escritora feminista Ana Von Rebeur en su libro “Todas Brujas”. Esto lo saben muy bien los productores de Hollywood y lo han aplicado en casi todas las películas desde el nacimiento del cine. 

Jerussa Pozo es comentarista de cine



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