Brújula Digital |02|12|23|
Erick Ortega
Katarina es una novela histórica del multifacético escritor paceño Coco Velasco Wallin. El autor es médico y biólogo, y su trabajo de investigación y salud pública permitió que pudiera viajar alrededor del mundo. Él no puede quedarse quieto, o encerrarse en una esfera de confort. Quizás por eso ingresó en las arenas de la escultura ofreciendo recientemente dos exposiciones impactantes sobre el periplo de los migrantes. En junio presentó esta su obra literaria, la cual narra la vida de dos jóvenes que huyen de la guerra.
El libro comienza en la década del 40, en Budapest, en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. En esta pieza literaria, la protagonista Katarina hará que el lector navegue por una ruta que va de Europa a Sudamérica durante una época en la que el mundo estaba partido entre los partidarios de Hitler y los países aliados en contra del nazismo.
La obra es un viaje que abarca al menos dos décadas en diferentes continentes, pero la historia no naufraga en un mar de palabras; al contrario, hay mapas que ayudan al lector a guiarse por la trama en la cual una joven húngara es acompañada por un judío que escapa del Holocausto. Al comienzo del libro hay una relación cronológica concisa que ayuda a entender mejor el mundo en aquellos años. Otro recurso llamativo son las fotografías sepias, algunas trucadas y otras propias de la época de Katarina. Todo esto sirve para ayudar a comprender mejor la narración. Son elementos que nos permiten entender una historia de la Historia, pero de forma ligera y sin las pesadas ropas de lo didáctico o académico.
Si bien Gabriel García Márquez dijo que “la vida no es la que uno vivió, sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”, en el caso de Coco la historia de Katarina es, como su autor recuenta, el conflicto bélico que mató a millones y dejó anécdotas que deben ser interpretadas, recordadas y contadas.
Coco tuvo el cuidado de enlazar la ficción y la realidad a partir de datos comprobados. Él visitó los diferentes países por donde se desenvuelve la obra. Siguió las huellas que dejaron los judíos y gentiles, sus salvadores y depredadores. La rigurosidad en la investigación es uno de los sellos propios del autor.
La atención al detalle no es gratuita. Como investigador trabajó estudiando los minúsculos insectos transmisores de la leishmaniasis en Yungas y como resultado identificó nuevas especies. Años después hizo una minuciosa investigación sobre la genealogía de los Velasco-Pérez y Medina-Iturralde producto de la cual publicó un libro de circulación restringida. A esto se añade su visión humanista que refleja su roce con las diferentes culturas de los ocho países donde ha trabajado, incluyendo Haití, Zambia y Papúa Nueva Guinea.
La prosa fluye con la ayuda de una historia trepidante envuelta en mucho de misterio, lo cual es un guiño a Arturo Pérez Reverte cuando en sus libros va dejando caer en la lectura datos históricos. El humor, en medio del drama de la guerra, también tiene su espacio ganado. La trama, aun en situaciones tensas, es capaz de hacer reír al mostrar los escenarios absurdos que envuelven a los protagonistas. El amor y desamor, con sus complicadas facetas, también entra con fuerza en el transcurso de la novela.
Como si el libro hubiera pasado por la lupa de un historiador, es posible descubrir el hilado fino de los sucesos que marcaron la vida de distintos países. Por ejemplo, hay un mosaico del gobierno de Perón, en Argentina, y de la convulsionada Bolivia posterior al colgamiento de Villarroel. El autor tuvo la amabilidad de mostrarnos cómo se vestía la gente de aquella época e incluso qué música bailaba y la comida preferida de diferentes sociedades.
Sí, el viaje de Katarina nos ofrece diversos escenarios físicos y temporales. Su vida es un pretexto para redescubrir el mundo que escapa de una guerra. En este caso es una huida de los nazis y del Ejército Rojo en Budapest yendo por los mares de Europa hasta las calles del barrio de La Boca en Buenos Aires y finalmente a las de Villa Victoria en La Paz. Y, como todo en la vida, la victoria más importante es la personal.