Filmografía, Cuidando Al Sol Foto/RRSS
Respaldo siempre, y sin excepción, todos los filmes boliviano que llegan a tener espacio en las salas comerciales de nuestro país. Es más, ruego que los espectadores se animen a invertir su tiempo y dinerito en una película nuestra. Por lo cual, comenzaré por invitarlos a ver Cuidando al Sol y luego de hacerlo recordar los comentarios míos para comparar con los suyos.
Diré, en principio, que si hay una película que se afana en destacar lo majestuoso y hermoso que es el Lago Titikaka es esta. Muchas tomas están bien logradas y consiguen la sensación de placer que buscan en el espectador con tan imponente espectáculo natural. Pero, debo ser sincero, nobleza obliga, ese es su mérito mayor. En lo demás, la película me deja preocupado, lo digo porque conozco con alguna proximidad a los habitantes de lugares cercanos a los que los productores de Cuidando al Sol han elegido como la ubicación de la historia y me resulta evidente que quienes viven por allí se parecen poco a los personajes que retrata el filme. Sin embargo, se que una obra cinematográfica es autobiográfica, en buena medida, y que el autor de la misma tiene todo el derecho de interpretar la realidad con apego a lo que juzgue más efectivo para contar su historia; pero no puedo sino expresar mi preocupación por una disonancia tan marcada.
El guión de una película debe concentrar el noventa por ciento del trabajo que demande hacerla, tiene que responder a los exámenes más rigurosos de calidad y se debe eliminar del mismo todo lo que pueda equivocar el mensaje que se pretende transmitir; esa es la primera lección con que me quedo luego de ver este filme boliviano. Porque pienso que narrar una historia que transcurre en una comunidad rural, exige quitarse los lentes con los que uno ve la realidad desde el confort de su casa para intentar tener la visión más natural posible, con la menor carga de prejuicios y estereotipos. Por eso me quedé preocupado, porque en Cuidando al Sol el asunto no es la verosimilitud de la historia, que puede o no ser cuestionable, eso no es tema de debate, sino la alta carga de asuntos que se dan por sentados como la realidad plena y no es así.
Ya viene siendo necesario, pues, que el propio habitante rural se mire a través de una cámara y cuente sus propias historias.