Rodrigo Ayala Bluske/Tres Tristes Críticos
Zack Snyder es uno de los directores de cine más conocidos por el gran público. Su popularidad se originó primero en el enorme éxito de su segunda obra, 300 (2006) y luego se consolidó cuando fue elegido para dirigir las principales películas de superhéroes del “Universo DC”: El Hombre de acero (2014) y Batman vs. Superman (2016). En el caso de La Liga de la Justicia (2017), Snyder se retiró en la etapa de postproducción y no fue acreditado como director. Finalmente, en el 2020, se estrenó una nueva versión con el nombre de La Liga de la Justicia de Zack Snyder, seguramente con el propósito de aprovechar la popularidad que el director tiene en las redes y contribuir al relanzamiento de la franquicia.
Snyder debuto en 2004 con “El Amanecer de los Muertos”, a nuestro juicio su mejor película; un remake de la cinta homónima de zombis, rodada en 1978 por George A. Romero. En ese caso retrataba a un grupo humano diverso, acorralado en medio la explosión de la “pandemia” zombi. Las siguientes películas del director mostraron cada vez mayor debilidad en cuanto a la solidez argumental y la construcción de los personajes, pero eso si una gran habilidad en cuanto al desarrollo de un estilo visual de alto impacto capaz de impactar a la “sensibilidad” del gran público. Cintas como la ya citada 300 y Sucker Punch: Mundo Surreal (2011) tienen una estética basada en el comic de colores intensos, con cámaras lentas y aceleradas, que se alternan, quitándole a la acción cualquier viso de realismo. En los mundos artificiales que recrea el director son comunes las imágenes estilizadas y un erotismo forzado (cuerpos musculosos de guerreros, cuerpos de adolescentes entrando a la pubertad, etc.). Entre las dos cintas mencionada Snyder dirigió Watchmen (2009), su mejor trabajo en dicha etapa, en la medida en que logró reproducir fielmente la estética y el sentido del comic original (aunque sin llegar a tener el enorme vuelo creativo de Watchmen, la serie de televisión, estrenada por HBO en 2019).
Los méritos anteriormente señalados -director “creativo” con enorme éxito comercial-, fueron motivo para que el director fuera contratado como una suerte de “padre creativo” de la saga de superhéroes de DC producida por Warner Brothers, pero ahí los resultados no alcanzaron a las expectativas planteadas. Las cintas de esta serie no pudieron competir adecuadamente con el “universo” rival de Marvel. Una de las virtudes que ha sostenido el predominio de estas películas es el manejo del humor, el hecho de que por lo menos en apariencia no se tomen demasiado en serio a si mismas, lo que probablemente les permite conectar de mejor manera con el publico juvenil. Por el contrario, la propuesta de Snyder nos presentaba unos superhéroes solemnes, de aire trágico y que, en sus momentos de pretendida sensibilidad, más que reírse de si mismos lograban que el público se burlara de ellos (el famoso dialogo entre Batman y Superman, donde paran su enfrentamiento a “muerte”, hablando sobre el nombre de sus respectivas madres). ´
Seguramente es esa la razón por la que el director fue apartado de La Liga de la Justicia, aunque al parecer actualmente esta en tratativas para reincorporarse.
El Ejercito de los Muertos fue presentada al gran público hace unos días en un estreno “mixto”; primero en salas y unos pocos días después en Netflix, y Snyder se refiere a ella como la “secuela espiritual” de la ya referida El Amanecer de los Muertos, su primer largometraje.
Evidentemente el realizador tiene la intención de conectar ambas propuestas, por lo menos en el aspecto general de la trama (un grupo de humanos rodeado por enormes hordas de zombis). Quizás donde se manifiesta con mayor claridad dicho propósito es en la similitud de sus momentos iniciales. Los primeros minutos de El Amanecer… son impactantes en la medida en que el director a partir de algunos recursos muy limitados logra hacernos “sentir” la velocidad del avance de la “pandemia zombi”; una enfermera va del hospital a su casa a dormir, y durante ese lapso escuchamos ruidos en la calle, comentarios de televisión que nos permiten ir construyendo el avance de “la plaga”; se trata evidentemente de un momento muy logrado, quizás el mejor en la carrera del director. En El ejercito…, en sus primeros minutos, Snyder desarrolla la historia previa de los protagonistas de la película, pero lo hace a través de un cúmulo de explosiones, movimientos de masas, etc. La forzada similitud entre ambos momentos cinematográficos, ilustra la forma en que Snyder perdió la sensibilidad y el sentido de las proporciones a lo largo de su carrera.
En el resto de la película ocurre algo similar; se trata de un amontonamiento de personajes extremadamente estereotipados que se mueven en un compendio de las situaciones típicas del cine de acción de los últimos treinta años. Snyder no necesita desarrollarlos porque ya los conocemos de memoria, y de igual manera, las acciones se suceden porque si, sin preparación argumental alguna (al comenzar el último tercio de la cinta una de las heroínas le dice al protagonista que está enamorada de él, sin que anteriormente haya habido indicación alguna del tema, y sin que tampoco tenga relevancia para la trama).
El Ejercito... se esfuerza para poner toques de humor en medio de la acción, pero es un humor liviano, repetitivo (el maleante que escucha un ruido atrás y dando la vuelta con expresión confusa descubre un tremendo monstruo zombi), muy lejano al de propuestas como la de Shawn of the Dead (2004), en las que es utilizado como una verdadera arma para diseccionar la personalidad de los personajes y el contexto social en el que estos se mueven.
¿Va a tener éxito El Ejercito de los Muertos?, probablemente si, porque en medio de la pandemia viene a llenar el hueco dejado por todos los “blockbusters” que no han llegado a estrenarse por diversos motivos (retraso en sus calendarios de filmación, postergación por la crisis económica). De ahí que probablemente muchos adictos al genero apliquen en este caso la frase “a falta de pan…”.