Brújula Digital|19|01|25|
Rodrigo Ayala Bluske | Tres Tristes Críticos |
Uno de los directores de acción, emblemáticos en el último cuarto del anterior siglo, y el primero de este es John Woo. Esta conceptualizado como un “poeta de la violencia”, y por tanto un “autor” en ese contexto.
Este 2024, entre muchas otras cosas, también significó un nuevo retorno del director hongkonés dado que realizo un remake norteamericano de su película más conocida: The Killer (1989).
¿Cuáles son las principales virtudes de John Woo?, principalmente el saber armar escenas de acción muy bien coreografiadas, a las que les añade ciertos manierismos formales, que teóricamente definen un estilo: palomas volando en medio de tiroteos, contrincantes apuntándose con pistolas frente a frente, en silencio, etc. Pero lamentablemente esas virtudes formales, rara vez han estado acompañadas de argumentos con peso dramático real; en los casos más conocidos se trata de ejercicios formales, mezclados con historias fuertemente edulcoradas.
Es el caso de la dos “The Killer”; en la primera un sicario lucha por conseguir el dinero que permita curar a la mujer a la que dejo ciega como efecto colateral de uno de sus trabajos, en la segunda, el sicario se ha vuelto sicaria (signo de los tiempos), y se niega a matar a una víctima ciega. En general, en su etapa asiática, los personajes de Woo tienen una fuerte tendencia al melodramatismo. Hard Boiled, de 1992, es la mejor expresión de esa etapa, no poque carezca de los elementos mencionados, sino porque evidentemente la trama, (y las escenas de acción que la acompañan), están muy bien construidas.
La etapa norteamericana de Woo, que comenzó el mismo año, esta signada por títulos que apenas rebasan el nivel medio de las películas de acción, o que se acomodan a las sagas de gran presupuesto: Hard Target (1993), Brooken Arrow (1996), Misión Imposible II (2000) o Paychek (2003), entre varias otras.
La excepción, en este periodo, la constituye Face Off (Contracara), de 1997, que podría ser catalogada como una pequeña obra maestra. En ella, un fiscal y un delincuente, por determinadas circunstancias, “intercambian caras” y por tanto identidades. En la película, el suspenso y la acción son relevantes y están muy bien planteados, pero lo que les da sustento es la carga dramática inherente a la suplantación; el impacto psicológico que implica el observar cómo tu vida íntima es vulnerada por todo lo que consideras detestable. En Face Off, vemos retratada la impotencia de la voluntad individual frente a las circunstancias, que tantas veces aparece en las películas de Hitchcok.
Los años sesenta – setenta del anterior siglo, fueron prolíficos en cuanto a expresiones de estilización de la violencia. Era el momento histórico en que la “izquierdización” de la sociedad (guerra de vietnam, mayo francés, movimiento hippie, etc.), golpeaba duramente las expresiones culturales tradicionales y conservadoras y en ese contexto uno de los géneros más golpeados fue el western, el de las películas “del oeste”.
Por ello cuando directores como Sam Peckinpah o Sergio Leone producían obras en los que los primeros planos, o las cámaras lentas jugaban con la estética de la confrontación, en realidad lo que hacían era imponer una propuesta estética que tenía un trasfondo ideológico definido. Tanto Leone como Peckinpah, “mexicanizaron” el oeste, lo llenaron de pobres bandidos, analfabetos, a la vez que, en un caso, el de Leone le daba un fuerte aire melancólico y en el otro, el de Peckinpah lo llenaba de un pesimismo sombrío. Leone destruyo la dicotomía bueno. malo, introduciendo al “feo”, y el impacto de este embate estético – ideológico fue tan fuerte, que merced al contexto político y social mencionado, provocó que dicho género dejara de ser el principal de la cinematografía norteamericana.
El problema de las diversas propuestas de violencia estilizada que han proliferado en la cinematografía contemporánea es que reducen su alcance a una sumatoria de ejercicios coreográficos. La inventiva entonces se concentra en desarrollar nuevas maneras de realizar disparos, clavar puñales, dar patadas, etc., (el caso más conocido es el de la saga de las películas de John Wick (2014-2023), y en ese sentido podría decirse que de alguna manera “beben” del grueso del cine de John Woo.
El retorno del director asiático no ha sido acompañado de “gloria”, pero puede tener cierto interés para los cinéfilos. Si el amable lector quiere ver la nueva versión de The Killer, puede recurrir MAX, la plataforma sucesora de HBO, y si quiere ver la original, la encontrará en la excelente plataforma FILMIN.