Brújula Digital|17|11|24
Rodrigo Ayala Bluske | Tres Tristes Críticos |
En su cuarta temporada, Caballos lentos (2022-2024), probablemente la serie de espías más exitosa de la televisión actual, se renueva. En sus tres primeras temporadas la serie planteó el conflicto entre la “cueva”, la oficina de espías ingleses fracasados, una especie de “basurero” para funcionarios sin futuro, y la oficina central de la inteligencia británica, el M16, lugar donde se encuentran los “exitosos”, una suerte de “yuppies” del espionaje moderno.
Entre los “caballos lentos” encontramos adictos al juego, alcohólicos, inmaduros emocionales, etc. Allí también se encuentra River Cartwright, un ex prometedor espía, nieto de uno de los jerarcas de la agencia, que debido a un error de importancia fue expulsado de la oficina central y exiliado a “la cueva”. El “jefe” de “la cueva” es Jackson Lamb, interpretado por Gary Oldman, un legendario espía en decadencia: sucio, desagradable, cínico. La principal labor de Lamb en principio parece ser la de martirizar a sus empleados para lograr que renuncien a la agencia.
Y como ocurre con este tipo de series, por lo menos con las virtuosas, el principal conflicto refleja la contradicción entre la verdad y las formalidades. Los “caballos lentos” son unos perdedores, pero son auténticos; en su miseria y angustia personal creen en lo que hacen. Por el contrario, los agentes “yuppies” de la oficina central se guían centralmente por las apariencias y lo que los mueve son los juegos de poder, los intereses personales. Por eso es que nuestra simpatía se decanta por los “caballos” y en ese sentido se da la construcción argumental de la serie; la descripción detallada de los personajes, la mecánica que se establece entre los dos polos de conflicto, etc., fluye sin ningún problema.
Caballos lentos combina en forma virtuosa elementos como el humor negro, la acción y el suspenso. Por otra parte, una de sus principales cualidades es la de tener un guion muy preciso. Uno de los mayores problemas que tienen las series en la actualidad es que en su afán de cubrir más horas de programación, se alargan innecesariamente. Cada temporada de Caballos lentos tiene seis capítulos de 40 minutos y en ellos no hay especulación ni vacíos argumentales.
Las contracciones entre los sectores opuestos de espías crecen de manera sostenida en las primeras temporadas hasta que finalmente en la tercera devienen en una confrontación directa. Por ello es que, al esperar la cuarta temporada, podíamos interrogarnos sobre el hilo argumental que tomaría la serie.
Y la respuesta se encuentra en lo que podríamos denominar como la temática de los “orígenes”. Los representantes oficiales de la agencia se renuevan. Sigue existiendo el conflicto latente entre ambos polos, pero en este caso la principal línea argumental se centra en el pasado de River y la relación con su abuelo, con sus padres, etc.
Está claro que Apple Tv, la plataforma de streaming financiadora de la serie, no tiene ninguna intención de cancelarla; se trata de un propuesta relativamente barata (frente a elevados presupuestos de otras series) y de éxito continuo. Año tras año, sin retraso alguno, Apple estrena una nueva temporada y también, sin excepción, la serie se ubica entre los productos más vistos de la temporada.
Apple, probablemente por el respaldo corporativo que posee, es una de las plataformas que invierte más recursos en productos de lo que podríamos denominar “alta gama”; en ese sentido, a diferencia de Netflix, por ejemplo, pareciera haber privilegiado la calidad por encima de la cantidad. De allí que en su catálogo encontremos menos productos, pero cuidados: Fundación (2021-2023), Silo (2023), Ted Lasso (2023) y Sugar (2024) son ejemplos para mencionar, entre varios otros. Lo que muestran sus directivos sobre todo es criterio a la hora de seleccionar sus proyectos.