Brújula Digital|09|10|24|
Raúl Peñaranda U.
Piense usted en el presidente de la Cámara de Diputados, Israel Huaytari, acusado de corrupción y de buscar relacionarse con mujeres menores de edad; o en la canciller Celinda Sosa, que no tiene ninguna habilidad para el cargo de canciller de Bolivia; y, como ellos, en cientos o miles de funcionarios, autoridades o representantes de universidades que se caracterizan por la mediocridad, pero que ahí están, ostentando cargos sensibles e importantes del Estado y las universidades públicas bolivianas.
De esa realidad tan amarga, que mantiene al país anclado en el subdesarrollo, nos habla César Rojas Ríos en su descarnado libro Malpaís, un texto imprescindible para entender la situación boliviana actual.
Rojas, reconocido especialista en conflictología, columnista y autor de numerosos libros sobre democracia y temas sociales, nos entrega una dura crítica a la realidad boliviana, abordando la mediocridad institucional que, según él, es el principal obstáculo para el desarrollo del país.
En un análisis agudo y provocador, Rojas sostiene que esta mediocridad es alentada tanto por las autoridades nacionales como por las universidades públicas, instituciones que deberían, en cambio, fomentar el progreso y la meritocracia. Sin embargo, en lugar de elevar los estándares, perpetúan un sistema que favorece a los menos preparados.
Desde las primeras páginas, Malpaís - Ascenso de los mediocres seriales y muerte en vida de las instituciones, invita al lector a sumergirse en una reflexión crítica sobre el rol que juegan las élites políticas y académicas en la crisis de la meritocracia.
Rojas no solo cuestiona la falta de preparación de quienes ocupan posiciones clave en el país, sino que también señala cómo estos individuos logran camuflarse y perpetuarse dentro del Estado, convirtiendo a la burocracia en un refugio para los mediocres. La obra revela un sistema que parece diseñado para proteger la incompetencia, y que, por ello, frena cualquier intento de transformación real.
La crítica de Rojas no se limita al plano político, sino que también se extiende a las universidades, las cuales, en su opinión, se han convertido en refugios de mediocres que logran hacer camarillas para permanecer allí.
El autor, que es editor del suplemento Péndulo Político, que se distribuye junto al diario Correo del Sur de Sucre, plantea una paradoja dolorosa: en un país que clama por el progreso y la innovación, son justamente las instituciones que deberían liderar ese avance las que contribuyen a mantener el estancamiento.
Para Rojas, el resultado de este círculo vicioso es una sociedad que se ha acostumbrado a la mediocridad, aceptándola como norma en vez de excepción.
A pesar de la dureza de sus críticas, el libro está lleno de belleza literaria. Rojas se vale de un estilo pulcro y refinado, utilizando abundantes figuras literarias y metáforas que otorgan a la obra una dimensión estética profunda.
Esto no solo facilita la lectura de un texto que podría ser denso debido a la gravedad de su contenido, sino que también evidencia el dominio narrativo de su autor, capaz de transformar una denuncia en una obra literaria de alto nivel.
Las imágenes evocadas por Rojas son tan potentes como su crítica: “Los mediocres tomaron la proa y los reflectores de la socie dad y la cúspide de las instituciones; mientras los excelentes yacen en la borda y a la sombra de las pirámides institucionales”; “En el caso de las camarillas, ¿qué demuestra salvo su natural disposición a ponerse a disposición del Jefazo? Lo digamos a los cuatro vientos, los valores de las camarillas son la adulación, el llunk’erío y los aplausos”; “La mediocracia es un régimen compuesto por el Jefazo, su camarilla y una creciente como abultada base de mediocres seriales, esas personas aplanadas por la institución en la medianía y cuyos productos institucionales están marcados por igual medianía”.
También distingue a Malpaís de otras críticas al sistema político boliviano es el enfoque con el que Rojas aborda la cuestión de la responsabilidad. Para el autor, no se trata solo de señalar culpables individuales, sino de entender cómo la estructura misma del Estado y las universidades ha sido diseñada para evitar que el mérito florezca.
En su análisis, no es casualidad que los mediocres terminen ocupando las posiciones de poder; más bien, es una consecuencia directa de la falta de incentivos para la excelencia. De esta manera, Malpaís no solo es una crítica a la situación actual, sino también un diagnóstico del mal estructural que afecta al país desde hace décadas.
A lo largo de sus páginas, Malpaís mantiene un tono que, aunque crítico, también invita a la esperanza. Si bien Rojas expone de manera implacable los fallos del sistema, su obra sugiere que la mediocridad no es un destino ineludible para Bolivia. Al insistir en la necesidad de un cambio profundo en la cultura política y académica del país, el autor deja abierta la posibilidad de un futuro donde la meritocracia pueda florecer. En última instancia, Malpaís es tanto una advertencia como un llamado a la acción: si Bolivia desea avanzar, debe dejar de tolerar la mediocridad y comenzar a valorar el mérito por encima de todo.
Malpaís es un libro que merece ser leído con atención, no solo por aquellos interesados en la política y la sociedad boliviana, sino también por quienes desean entender cómo la mediocridad puede infiltrarse y arraigarse en las instituciones de cualquier país. César Rojas ha logrado, con maestría, combinar una crítica social aguda con una prosa hermosa y accesible. Su obra invita al lector a reflexionar profundamente sobre los desafíos estructurales que enfrenta Bolivia y deja en claro que el cambio es posible, pero solo si se enfrenta de manera decidida la plaga de la mediocridad que amenaza con condenar al país al estancamiento.
En La Paz, el texto se venden en las librerías El Baúl, Yachaywasi y Solo Libros (Calacoto).
BD/RPU