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Reportajes | 20/08/2019

Hay 47.000 alumnos de derecho, la carrera que más se estudia. ¿Es útil para el país?

Hay 47.000 alumnos de derecho, la carrera que más se estudia. ¿Es útil para el país?

Brújula Digital |16|8|19|

Maité Lemus

Muchos en Bolivia parecen estar interesados en estudiar derecho, que tiene 47.880 alumnos inscritos a nivel nacional. Un grupo de especialistas analizó para Brújula Digital si tener tantos abogados es algo que favorece el desarrollo del país.

Entre derecho, administración de empresas y contaduría pública, las tres áreas de estudio con más inscritos, suman 135.273 alumnos, según datos oficiales, y representan el 31,1% del total de los estudiantes universitarios. Tres de cada 10 alumnos, entonces, se matricula para estudiar una de esas tres profesiones.

En contraste, las 33 carreras con menos preferencias, como historia, bibliotecología o antropología, tienen en total menos estudiantes que las tres mencionadas.

Además, ingeniería en minerales evaporíticos, por ejemplo, o administración de hospitales, no existen (ver cuadro). Los datos corresponden a las denominadas “universidades del sistema”, es decir todas las estatales más la Universidad Católica y la Escuela Militar de Ingeniería.

Varias de las universidades privadas, que son 35 en el país, también enseñan derecho, contaduría y administración, pero no existen datos actualizados sobre el número de estudiantes de esas carreras.

En total, las universidades del sistema tenían en 2017, 475.000 alumnos inscritos, incluidos los que aspiran a un grado de técnico superior. Los estudiantes de licenciaturas eran 435.000.



Proceso de desarrollo

Consultados por Brújula Digital, diversos especialistas aseguraron que en el país no existe un programa que vincule la educación superior con el proceso de desarrollo. Si bien afirmaron que todas las carreras son importantes, hicieron hincapié en la necesidad de potenciar las que se relacionen a mejoras en la productividad y en el respeto del medioambiente.

El economista y docente universitario Alberto Bonadona expresó que en Bolivia no existe un plan para vincular la economía “a la tercera o cuarta” revoluciones industriales.

“¿Qué supondría esto? Que se pueda incorporar todo lo que es tecnologías de información y conocimiento a un proceso que transforme la sociedad y que lo haga de una manera amigable con el medio ambiente”, dijo el también columnista.

A la vez, añadió, la educación debe dar respuestas a necesidades fundamentales de la sociedad, es decir responder a problemas como por ejemplo la desnutrición o el embarazo prematuro. “Entonces, ¿hay alguna rama o especialización que enseñe alguna materia en la universidad boliviana al respecto?”, se preguntó. La respuesta, aparentemente, es “no” o por lo menos las soluciones no han llegado todavía a esos problemas.

Por otro lado, dio el ejemplo del campo de las pensiones, que son fundamentales para que la ciudadanía piense en su futuro. Al respecto mencionó que no existe una sola carrera o especialización en toda la universidad que enseñe estos temas, relacionado a las finanzas, previsión, seguridad social, etc.”

Dijo que posiblemente existen tres carreras que se aproximan a ayudar al desarrollo del país: bioquímica, química y agronomía, “pero que deben enseñarse de manera integral, con una orientación efectiva a lo que el país podría generar en su desarrollo”.

Esa orientación no existe ni en los planes de desarrollo ni en los planes educativos y menos aún en la programación universitaria, expresó. “Mientras eso no exista, en realidad la universidad se está negando a sí misma para adaptarse al futuro. Lo que tenemos en ese sentido es un dinosaurio que está camino a la extinción”, dijo.

Nexos con el mercado

Finalmente, Bonadona expresó que la universidad no tiene un nexo con las necesidades del mercado en el país. Con ello coincidió Enrique Velazco, director de Inaset y especialista en temas de desarrollo.

Por ejemplo, en el tema del software, Velazco dijo que la universidad debería ayudar a generar estándares nacionales de protocolo, de algoritmos, etc. y que la universidad debería ser el cerebro que alimente el aparato productivo con mecanismos que mejoren la productividad.

“En la medida que las empresas mejoran su productividad pueden bajar sus costos, acceder mejor a los mercados, etc.”, expresó. Pero “nada de eso existe hoy por hoy”.

“Las universidades privadas simplemente operan en términos de una cierta matrícula para cubrir sus costos y en la universidad pública es por demanda, nunca se ha hecho un estudio de cuántos abogados requerimos”, expresó. “¿Pero necesitamos miles de abogados al año? Eso es suicida”, agregó.

En ese sentido, aseguró que las universidades y el sistema educativo en general están divorciadas de lo que requiere el aparato productivo, es decir de lo que el país requiere. Al ser así, mencionó que es muy difícil decir qué carreras pueden ser más “productivas” o “mejores” que otras, por la misma razón de que no se sabe qué país queremos.

Velazco dio un ejemplo y dijo que en Entados Unidos y Europa normalmente las universidades van mano a mano con el aparato productivo en término de desarrollar productos, proceso, mejorar la tecnología, etc. Entonces las universidades son el espacio donde un productor industrial recurre para resolver sus problemas y las casas de estudio viven de resolver los problemas a las empresas, generando nuevas tecnologías.

Medio ambiente y ecología

Teresa Rescala, exrectora de la Universidad Mayor de San Andrés y docente universitaria, expresó que se debería dar mucha importancia al tema del medio ambiente. “En los tiempos en que vivimos se debería dar mucha importancia al tema de la ecología, biología, a todo aquello que signifique el cuidado del medio ambiente, porque en definitiva si no cuidamos el medio ambiente, estamos perdidos como especie humana”, afirmó.

Por ello considera que este tema no puede estar solamente relacionado a la carrera de medio ambiente, sino que debe enseñarse de un modo transversal. “Cada carrera tiene que enseñar su foco de interés, pero tiene que absorber las temáticas del medio ambiente. Por ejemplo, tener derecho ambiental, sociología del medio ambiente, bioquímica para el medio ambiente, etc.”, explicó.

Coincidió con Velazco y Bonadona sobre la necesidad de acercar a la universidad a las necesidades del país. “Las universidades tienen que tener una dinámica de generar carreras o programas que tengan grado de técnico superior o licenciatura, pero sobre la base de cómo va avanzando el país y que requerimientos tiene”, mencionó.

Rescala, que es bioquímica, profesora y farmacéutica, advirtió que las universidades requieren atravesar por verdaderos cambios, que impliquen modificaciones curriculares, creación de carreras nuevas y de estructuras que faciliten la formación. Todo ello, debido sobre todo a la burocracia de la universidad, es muy difícil de lograr.

Velazco y Bonadona enfatizaron en que la carrera de derecho tiene tan alto grado de aceptación debido a la baja institucionalidad del país, que requiere que las personas y entidades estén siempre pleiteando.

Rescala, sin embargo, valoró esa carrera. “No podemos desmerecer al derecho ya que los países se mueven a través de sus leyes y para eso se necesita abogados. Me parece que esta carrera no puede desparecer y va a seguir siendo requerida”, dijo.

Pero además sostuvo que esa área de estudio es sumamente importante “desde el punto de vista de la vida política, social, familiar, del día a día de las personas”.



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