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29/11/2018

Semana de vices

Semana de binomios y por lo tanto semana de vices. La presión de las tramposas primarias del gobierno le impuso a los partidos y alianzas un ritmo artificial, que los ha llevado al límite, obligándolos a forzar e incluso improvisar candidaturas, en algunos casos con escaso futuro electoral.

Elegir un acompañante de fórmula siempre es complicado y delicado, pero mucho más cuando los tiempos políticos naturales han sido trastocados deliberadamente para favorecer a la candidatura oficial.

Para los candidatos que tienen posibilidades reales de ganar (que en este caso son muy, pero muy pocos), la elección de su vicepresidente está sujeta a consideraciones de tipo electoral, pero también a consideraciones de confianza política y personal.

El vice es un elemento clave que le debe o le puede ayudar al candidato a ganar la elección, ya sea compensando debilidades, equilibrando perfiles, convirtiéndose en mensajes sobre temas cruciales, o de muchas otras maneras posibles.

Pero el vice es esencialmente el segundo a bordo en términos de sucesión y eso es lo que complejiza enormemente su selección. El vice puede llegar a ser presidente en distintas circunstancias y ese es un factor que atraviesa la decisión; no solamente porque debe ser alguien con un perfil suficientemente apto para asumir el cargo de presidente, sino porque debe contar con la confianza personalísima del candidato.

Como si todo esto fuera poco, debe además tener las credenciales y la capacidad de manejar el Poder Legislativo, y de participar en áreas importantes del Ejecutivo. En ese contexto, queda claro que contentar a todo el mundo con la selección del copiloto es misión imposible.

Entre las candidaturas menores y marginales, en términos de intención de voto, hemos visto un poco de todo, pero ninguno de los vices se presenta como la sorpresa capaz de mover cifras para sacar a su fórmula de los márgenes.

En lo que concierne a los tres bloques que concentran el voto (Comunidad Ciudadana, Movimiento Al Socialismo y la reedición de Unidad Demócrata que ahora se denomina Bolivia Dice No), también ha pasado de todo un poco.

La alianza entre Costas y Doria Medina, mientras escribo estas líneas -a menos de 10 horas del cierre de plazo-, no solamente no tiene candidato a vice, sino que no tiene ni siquiera candidato a presidente. La negociación se realiza de manera inédita, vía Twitter.

Carlos Mesa escogió a Gustavo Pedraza, una personalidad cruceña de alto perfil, profesional e intelectual, que cumple con gran parte de las características de lo que Mesa parecía necesitar. Es decir, ser cruceño, independiente, no tener un pasado ligado a los partidos tradicionales, que pueda demostrar logros personales, que tenga capacidad de articulación, destreza ante los medios de comunicación, experiencia política y absoluta confianza política y personal de parte del candidato.

No son pocos sus atributos, pero claro, no es mujer, ni es conocido por las masas, cosa que ha levantado críticas en parte de la gente que, curiosamente, dice estar cansados de los rostros de siempre. Exigen actores renovados y cuando aparece un nuevo actor, critican que es un desconocido.

En el caso del MAS y de García Linera, no opinaré, pues se trata de un descalificado en todas las acepciones del término. 

Ilya Fortún es comunicador social.



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