La columna de Colanzi

Vi el alboroto que provocó la columna de Liliana Colanzi en las redes de Santa Cruz, así que, curioso, decidí leer el tan comentado texto: "Los jueves de ‘frater’". “¿Qué cosa tan equivocada o hiriente ha escrito Colanzi como para que medio mundo se indigne e insulte?”, me preguntaba yo.

Así que leí. No me pareció un artículo mal escrito. El tema del machismo planteado por Colanzi sí me parece un tema oportuno de discusión en la ciudad, más si se plantea con serenidad. Lo de las “frater” no me interesa realmente: nunca me han gustado mucho las colectividades, aunque respeto a quienes las buscan. Confieso que, dado que conozco a la autora, me gustaría intercambiar con ella algunas opiniones diferentes que tengo sobre la cuestión, pero en persona. Soy periodista, no protagonizo debates públicos, prefiero cubrirlos por lo general. Pero eso es algo muy aparte.

Lo que sí, vergonzosamente, leí muchas —ridículamente muchas— respuestas a Colanzi en un tono que personaliza y no discute ideas, sino que ataca a la persona con agresiones y con una misoginia francamente inaceptable de parte de personas que creía que eran sensatas.

También he leído algunos comentarios de respuesta que, con inteligencia y respeto, discrepan con la escritora, algo que sí es deseable para una sociedad que pretende madurar, ser democrática, digamos. Esa virtud existe tanto el artículo de Colanzi como las críticas racionales que mereció. Sin embargo, muy poco hay de esta crítica madura y sobran muchos insultos y la velada amenaza de agresión sexual. “¿Qué clase de comunidad es esta?”, me pregunto con pena.

Absurdos aparte, me quedo con la chance de discutir libremente todas las ideas y hechos, pero con respeto. Celebro entonces el artículo y el acto de crítica inteligente.

Así las cosas, se me ocurre que podría pedir prestado del “De qué hablamos cuando hablamos de amor” de Raymond Carver para hacer, ahora sí, una pregunta didáctica sobre este penoso entuerto: ¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia?

Ruy D’Alencar es periodista