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13/09/2018

Fallo de La Haya, para ser justos y claros

En las últimas horas ha cobrado vigencia nuevamente el tema marítimo con relación al Tribunal de la Haya. La aspiración boliviana de llegar al mar anhelado cobra tintes de realidad cercana. Esa al menos es la pretensión del Gobierno para con el sentir de la gente.

¿Ganar en La Haya es volver al mar? La respuesta es NO. ¿Es entonces estar más cerca del mar? posiblemente, pero no con las condiciones que difunden las autoridades.

No es responsable decirle a la gente aquello, es responsable decirle que si ganamos Chile estará obligada a sentarse en una mesa a negociar una salida al mar. Y en una negociación hay tres posibilidades: 1. Que no se llegue a nada, con lo que todo sigue igual. 2. Que Bolivia acceda a una salida a las costas del Pacífico, pero está en duda que sea con soberanía. 3. Que ambos países lleguen a un acuerdo “ambos ganan-ambos pierden”, igual con la difícil situación de la soberanía de por medio.

Un solo hombre, el senador y excandidato a la presidencia chileno se atrevió a hablar de este tema. Alejandro Guillier planteó como solución realizar un intercambio de “territorio por territorio con soberanía” y fue duramente fustigado por el propio presidente chileno Sebastián Piñera, que descartó la idea.

Sin embargo, la tercera posibilidad parece ser la que tiene más potencial de lograrse, al menos es la dirección que los encuentros abiertos y secretos (charlas develadas entre representantes del Gobierno chileno y boliviano en cinco oportunidades en 2011 y antes de llegar al Tribunal de la Haya) traían el mismo tinte que las intenciones expresadas por algunos políticos. Ellos dejan entrever la intención de un canje de beneficios comerciales.

Hablar de estrategia post Haya es sin duda pensar con mayor relevancia en qué quisiera Chile por una salida al mar para Bolivia. ¿Habrá otra que canje territorial, de recursos u otros beneficios que a Chile le interesan? Más claro: olvidemos la guerra injusta y la compensación histórica, aquí se está hablando de “qué me das, qué te doy”. El anhelo de recuperar los territorios perdidos en la guerra injusta quedará sepultada entonces.

El canje territorial parece ser el único camino y el éxito de La Haya quedará solo en un impulso que pudo haber tenido un final similar sin necesidad del uso de millones que le costó al país llegar a los tribunales en Holanda.

Por otro lado, debemos reconocer que es este gobierno, encabezado por el presidente Evo Morales, el que logrará esta “victoria legal y moral”, que fue él el impulsor de esta victoria. Desconocer tal logro es tapar el Sol con un dedo lo mismo que desconocer el papel fundamental de Carlos Mesa en este proceso, quien cumplió su labor de poner el tema en la palestra internacional.

Pero ambos también circularon caminos erróneos (más allá que quién lo hizo y cómo) al llevar el tema al ámbito de la ganancia político-electoral. Usar una aspiración nacional con aquella intención es deslegitimar el anhelo de todos.

No debemos olvidar a los actores como los abogados extranjeros y el papel del agente ante La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé, entre otros.

Llegará el fallo el próximo lunes 1 de octubre, pero que quede claro que ganar en La Haya no es volver al mar, es sentarse en una mesa a negociar bajo presiones donde Chile expone que defenderá su integridad territorial, donde la soberanía es un candado y donde intentarán de todos los lados venderle también mentiras buscando usarnos como tontos útiles.

John Arandia es periodista y comunicador social



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