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14/09/2018

“Bolivia dijo No” en la cuna política del Presidente

Cochabamba, si ser la cuna de Evo Morales, es donde el Presidente hizo su carrera política y sindical, específicamente en el Chapare. ¿Quién es cochabambino, pero en serio? Álvaro García Linera, quien tiene su familia allá; y lo que pasó el jueves por la noche en la sesión de honor de la Asamblea Departamental da una dimensión de lo que sucede en el país.

Los desórdenes sucedidos en la sesión de honor, en medio de gritos y empujones entre personas del Gobierno y la oposición, no implicaron algo que dijo el Vicepresidente, respecto a que “No le faltan el respeto al vicepresidente (refiriéndose a sí mismo), sino que le faltaban el respeto a Cochabamba”. No, en realidad, le faltaban el respeto al Vicepresidente, no tengan duda de eso y ¿saben por qué? Porque Bolivia dijo No. Y se han agarrado a piñas.

En la cuna política del Presidente, en la cuna del Vicepresidente y en el departamento que supo dar grandes triunfos al MAS se realiza una durísima acción de colectivos contra Evo Morales y contra esto que es una burla de parte del Gobierno al 21 F y refleja lo que es el sentimiento boliviano.

Ya no me llama más la atención la ausencia del Presidente en este tipo de actos. El jueves tampoco estaba él. Si no es en el Chapare o en algún municipio donde lo vitorean sin ningún problema, ya no va más.

Un dato histórico

No sé porque el Presidente que es tan dado a reconocer a los precursores indígenas, no le ha hecho justicia a Alejo Calatayud. Él se sublevó en 1730; es decir, 80 años antes del levantamiento de Esteban Arze en Cochabamba. Además, el 31 de enero de ese año lo detuvieron los realistas españoles que eran unos sanguinarios, lo mataron bárbaramente, lo llevaron a la colina de San Sebastián donde fue descuartizado y su cabeza fue enviada a Chuquisaca en una demostración de crueldad tratando de dar un ejemplo contra los levantamientos indígenas.

Alejo Calatayud es uno de los precursores de esas revueltas, junto con Túpac Katari, Bartolina Sisa. No sé porque el Presidente que, además, es hecho el cochabambino, no lo reconoció.

Alejo Calatayud, en el momento en que vivió, Cochabamba se llamaba Villa de Oropeza. Ahí Carlos III, luego de la derrota de Calatayud, le puso el nombre de Cochabamba y la frase “la leal y valerosa” en homenaje a los españoles que resistieron el ataque de ese líder indígena.

Luego, en 1810, Esteban Arze, tarateño, se enfrentó al poder real español y por eso celebramos a los cochabambinos. No fue el único, se olvidan de Francisco de Rivero, que fue el gran estratega de la revolución –Arze fue el conductor– y no hay que olvidarse de los hermanos Guzmán. Los tres eran hijos de españoles o, por lo menos, hijos de chapetones y no tenían esa descendencia criolla como la de Calatayud; pero eran cochabambinos y altoperuanos y en esa condición se alzaron contra la corona española. Debemos recordarlos.

Mario Espinoza O. es periodista

Tomado del programa De Nueve a 12, radio compañera, 14|9|18



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