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10/04/2019
El Compás

"La palabra y la trama", de Carlos Mesa

Fernando Molina
Fernando Molina
Da la impresión que Carlos Mesa acomete libros y termina escribiendo listas: una suerte de enumeraciones de los elementos que forman sus diversos temas.

Listas de presidentes y ministros, en su Presidentes de Bolivia: entre urnas y fusiles. Listas de hechos históricos, en su Historia de Bolivia. Listas de películas, en sus obras sobre cine. Listas de ejemplos de mestizaje, en La sirena y el charango. Listas de políticas públicas. Y ahora listas de libros, en su última publicación, La palabra y la trama. Ensayos sobre literatura boliviana.

Estamos ante el esfuerzo de un memorioso que pasa revista de sus conocimientos, de un organizador de panoramas. Panorama de los presidentes; panorama histórico; panorama, ahora, de las letras nacionales, desde los cronistas hasta los escritores de nuestros días.

La última obra de Mesa es, en efecto, una lista: tres párrafos para Betanzos, otros cuatro para Ocaña, lo mismo para Garcilaso de la Vega; unas cuantas páginas para Arzáns, otras más para Jaimes Freyre, y así sucesivamente.

Presentaciones de estos y otros autores, impresiones más o menos interesantes, pero siempre a paso ligero, buscando impactar por la vía de la enumeración, del acúmulo (la acumulación es una técnica retórica; en este caso, la acumulación de nombres o “name-dropping”). Incluso la introducción autobiográfica de La palabra y la trama opera de la misma manera: Mesa enlista la gente que conoció en su juventud, enlista a sus profesores, enlista las obras que le impactaron, etc.

No cabe duda de que las listas sirven para muchas cosas. Y no me refiero a ir de compras. Pueden ser útiles para el género de la divulgación, cuyo cultivo podría ser el digno propósito de Mesa (yo mismo no tengo otro). Así ocurre efectivamente con Entre urnas y fusiles, un texto que divulga la historia. Se trata sin duda de una fuente de consulta valiosa, a la que he recurrido varias veces. Igual que la Historia de Bolivia, de la familia Mesa, un manual práctico y a esta altura ubicuo para enterarse de los asuntos más gruesos del pasado.

El problema está en que desgraciadamente el Mesa de La palabra y la trama no piensa que está divulgando, por lo que entorpece este resultado con sus parrafadas grandilocuentes y urgentemente necesitadas de edición. Veamos este ejemplo: “El resultado es el de un tejido que muestra el caleidoscopio desde varias aristas en un solo autor, desde varias capas superpuestas de lo que puede entenderse por crítica e historia de la literatura que, obviamente, ha bebido de varias fuentes y que responde a las sensibilidades racionales y emocionales a las que me condujeron a lo largo de los años escritores que forman parte de mi propio canon personal…”. Así describe Mesa su propósito.

Nuestro autor escribe como si estuviera hablando, con un resultado agramatical que es más notorio cuando trata de decir algo complejo. ¿Por qué no corregirá Mesa su propia escritura? Siempre me he preguntado eso, pero no quiero internarme en espinosos asuntos psicológicos. Baste decir que, si de vender libros (que quizá quedarán vírgenes en los estantes) se trata, no lo necesita. Mesa es nuestro gran best-seller porque garantiza un verdadero estilo televisivo desplegado en “la palabra y la trama” de sus libros.

Fernando Molina es periodista y escritor.



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