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Economía | 13/09/2018

Causa zozobra el puente construido sobre una falla geológica por Sinopec, en Rurrenabaque

ANF|13|09|18|Jimena Mercado C.| Rurrenabaque|Beni|

A Martha Peña de Agramont le duelen los huesos de tanto subir y bajar por la plataforma de la carretera que pretende unir las poblaciones de Rurrenabaque y San Buenaventura, pero le duele más el árbol de mangos de 80 años que le tumbaron sin su autorización los obreros de la empresa china Sinopec, la misma que comprometió entregar el polémico puente sobre el río Beni, construido sobre una falla geológica.

“Han sacado árboles hermosos desde la raíz que tenían 25 años, un árbol es como un niño que no puede quejarse. No los han cortado. En la esquina había otro árbol hermoso de mangos de 80 años  y lo han sacado sin permiso alguno (…). Me estoy enfermando demasiado, no hubo consulta, ni siquiera de la Alcaldía”, expresa con angustia.

Martha aclara que los vecinos no se oponen al puente, que se proyecta entregar entre octubre y noviembre, porque  se trata de una obra que debió hacerse sí o sí para unir San Buenaventura, en el norte de La Paz, con Rurrenabaque, al otro lado del río en el departamento de Beni, “mas no por el sitio que les dio la gana de hacerlo, estropeando a tanta gente”.

Con la ayuda de un bastón llegó hasta la curva superior de la plataforma donde los vecinos de la zona sur de Rurrenabaque convocaron a una reunión de emergencia ante la gravedad de la situación, tras haber sido afectados en sus propiedades por la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) y la autorización del alcalde del municipio, Anacleto Dávalos, del MAS. Denuncian que no fueron consultados ni compensados económicamente.

Salud Cartajena, también adulta mayor, quien llegó al lugar junto a su hija Cinthia, relata que vive con uno de sus hijos con discapacidad y con su esposo, un anciano cansado, pero aun así fueron obligados a salir de su propiedad para dar paso a la construcción de la plataforma.

“Los de la ABC me sacaron; primero me dijeron que no iba a ser afectada, después me dijeron que mejorarían mi terreno, pero yo, pobre sonsa no pude darme cuenta de sus intenciones cuando pusieron unas estaquitas por todo el corredor de mi casa”, relata mientras se aprieta la cabeza.

A Salud le dijeron que le afectarían unos cuantos metros, pero terminaron por inutilizar su terreno de 700 metros. “Pido que me devuelvan mi terreno tal como estaba o que me cuenten la plata, no puedo estar en alquiler tres años, me han tumbado mis naranjas, mis paltas”, reclama la mujer, la primera en habitar el barrio.

“Creen que porque tienen dinero o porque trabajan para el Estado se pueden entrar a los terrenos, pueden hacer lo que les da la gana y humillar y pisotear a la gente (…). Toda la vida lo hicieron polémico, toda la vida lo hicieron político, y finalmente lo hicieron a su manera y lo hicieron por capricho. Y acuérdese, este proyecto no tiene futuro”, asegura Cinthia a ANF.

A medida que pasan los días, el temor crece entre los pobladores de Rurrenabaque, también llamada Perla de la Amazonía por la belleza de su paisaje. Quienes han sido testigos de la gestación del pueblo afirman que hubo una falta de planificación de parte de Sinopec, por modificar en varias ocasiones el proyecto inicial, así como la falta de una apropiada fiscalización de parte de la supervisora PROES, a la que denuncian parcializarse a favor de la china.

La plataforma de la carretera todavía no fue estrenada, pero ya presenta rajaduras, al igual que varias casas que se encuentran a una cuadra de la plaza principal de Rurrenabaque y que resultaron ubicadas debajo del puente. Similar situación pasa en el lado de San Buenaventura, donde la concejala Dalia Flower Alcázar (ASP) teme que el puente agrave la situación de desastre cuando llegue el periodo de lluvias.

Raúl Claros, expresidente de la Organización Territorial de Base Zona Sur, señala que conoce la problemática porque caminó por las oficinas de la ABC y la Alcaldía para que compensen a los afectados, pero lamenta que sólo se reconoció el valor de la casa y no del terreno, y peor aún,  sólo se pagó a los propietarios que contaban con registro en Derechos Reales, cuando no era ese un requisito.

“Solo quedan dos meses para que entreguen el puente y no habrá muro de contención, y la vibración de movilidades ya provocó la rajadura de casas. A punta de mentiras lograron el acceso”, denuncia.

También observa el embovedado de un riachuelo. “Lo llaman cajón de muerto por sus dimensiones, porque después de unas horas de lluvia se tapa y desborda”, dice.

Gerardo Gutiérrez, dirigente de la zona afirma que “Sinopec es una empresa que no está ejecutando la obra profesionalmente porque no tiene diseñados los servicios básicos de agua y alcantarillado, cambia a cada rato el proyecto, no tiene nada definido”.

Con falla de origen

Daniel Robison, un académico boliviano, conocido como “el gringo”, por el origen de sus padres que llegaron a Bolivia en 1948, documentó todo el proceso que significó la construcción del puente, no sólo como poblador de Rurrenabaque, sino también como protagonista de la resistencia a la primera alternativa de trazo por medio del casco viejo del pueblo y por encima de un área con falla geológica, que terminó imponiéndose a las malas.

“En noviembre de 2006 se dijo no nos parece que el puente pase por el pueblo, pasa por una falla geológica, pasa cerca de las escuelas, para a una cuadra de la plaza, corta el casco viejo, corta todo nuestro sistema de agua (…).  Si en la carretera por Chuspipata a Coroico hay una falla y no hay por donde más pasar, ni modo. Pero aquí había opción ´A´ con falla y opción ´B´ sin falla”, señala el agroecólogo.

De acuerdo al plano y descripción geológica de la zona del proyecto elaborado por los consultores Carl Bro y CAEM, la franja con falla geológica inversa pasa por Rurrenabaque y atraviesa San Buenaventura en una longitud de más de 3 kilómetros coincidentes con el trazo.

Robison recuerda que la inundación histórica de 2014 derivó en derrumbes a lo largo de la falla geológica que afectó a ocho fuentes de agua, dejando a la población un mes sin agua potable.

“Entre las 9 y las 10 de la mañana del 25 de enero, hubo 14 derrumbes, en uno de los derrumbes, a 50 metros de mi casa murieron nueve personas al ser atrapados en un alud. El lado de San Buenaventura fue afectado de la misma forma, pero ahora saben que allá será más fuerte el golpe de agua”, señala.

Para Robison está claro que primaron caprichos antes que criterios técnicos para haber optado por el puente por la garganta del río Beni, en el punto de mayor profundidad y energía del río, más aun cuando el exministro Juan Ramón Quintana se hizo presente en una asamblea en la que a gritos se impuso la opción más cuestionada y resistida, pero fue apoyada por San Buenaventura. 

“Es por eso que desde el 2006 insistíamos en que no se debía hacer cortes en las serranías delicadas, habiendo alternativas que no están ni cerca de la falla, y por ende reduciría el riesgo ante posibles eventos extremos asociados con el cambio climático mundial”, explica.

Recuerda que a finales de 2010, cuando finalmente se abría la posibilidad de trabajar en una propuesta alterna al trazo del puente, a condición de gestionar $us 1,5 millones adicionales al financiamiento otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en San Buenaventura se movilizaron.

“San Buenaventura y la gente de la carretera bloquean la carretera, toman el aeropuerto para exigir que se haga por aquí. El municipio me pide que vaya a Reyes a ayudar a negociar ese tema y cuando íbamos por la carretera había 50 hombres con palos con clavos de calamina en la punta que nos estaban esperando, y al gringo Robison lo han separado y lo han llevado a bloqueos, dos se fueron conmigo”, recuerda.

Es en ese contexto que el exalcalde de Rurrenabaque y actual senador, Yerko Núñez, a finales de 2010 autoriza la construcción del puente para liberar a los rehenes, pero deja constancia que no estaba de acuerdo con el puente a través del casco viejo.

“El 2012 teniendo los dos estudios, las dos poblaciones, ABC y el BID nos reunimos para ver por dónde debió ser el puente y sale factible por abajo, se calculó que costaría $us  25 millones por abajo y $us 16,5 millones por arriba, pero subestiman el proyecto por arriba porque no hay dinero para nada”, dice.

Sin embargo apunta que como era una decisión que el puente pase por arriba y desde la población de Rurrenabaque se activó un mecanismo de autocontrol en el BID para respetar las normas ambientales y sociales, el Gobierno determinó emplear recursos del Tesoro General del Estado (TGE) para ejecutar la obra que fue adjudicada por 118,4 millones de bolivianos a favor de Sinopec.

Cree que es mala idea pensar en mitigar los impactos cuando el puente fue construido sobre una falla geológica. “Hubo dos inundaciones de dos tipos: Rurrenabaque se inundó, pero no solo eso, el cerro se bajó hasta Yucumo, se vinieron abajo porque hay falla geológica, hay material poco consolidado”.

Dice que hay un barranco natural del río, que en promedio se desborda cada dos años. “Si tú ves el puente, está el pilar redondo hasta cierta altura y después es cuadrado, y la plataforma está más abajo que el barranco. Yo no sé qué pensaban porque el agua llegó 50 centímetros de la parte cuadrada, y estaba metro y medio de desbordar y tuvimos años que como el 2014 se desbordó hasta dos metros”, señala.

Para el vocero de la Coordinadora de Defensa de la Amazonía, Álex Villca, emprendedor indígena de San José de Uchupiamonas, la estructura del puente de cemento va en contra del respeto y armonía con el medio ambiente. Dice que no se necesita ser experto para darse cuenta de la gravedad del impacto que va a causar esta obra.

“Vengo de una experiencia de haber elegido alternativas económicas responsables con el medio ambiente y las culturas locales (…). Hablamos de afectarle a uno de los íconos más emblemáticos de Bolivia para conocer la Amazonía, como es Rurrenabaque, puerta al Madidi”, afirma Villca.

El líder indígena recuerda que su familia fue damnificada por las lluvias de 2014, cuando su casa fue enterrada por una mazamorra después de tres semanas de lluvia, “y con lo que se está haciendo, remover  las serranías que tienen fallas geológicas se van a tener graves impactos”.

Villca dice que Rurrenabaque cuenta con nacientes de cuencas y algunos riachuelos que cruzan por la población. “En la zona sur hay un riachuelo que fue embovedado que con una corta lluvia rebalsó, no me imagino el desastre que va a causar con lluvias de varios días”, señala.

El dirigente afirma que las aguas de desecho de las familias han estado estancadas, y a pesar de sus reclamos y bloqueos de calles no consiguieron que la Alcaldía los atienda, y menos la empresa que ejecuta la obra, lo cual derivó en focos de infección al haber cortado riachuelos que eran ecosistemas de peces y reptiles.

“Este tema del puente tiene una especie de pugna política, quién puede más, quién tiene hegemonía y se puede sobreponer al otro, y se descuidó la parte técnica y el sentido común. No se hizo eco de la gente que ha vivido aquí por años y se ha preferido entregar la obra a personas foráneas para delinear el trabajo sin escuchar a los oriundos”, lamenta.

El también profesional en turismo dice que en los últimos años se vio una caída abrupta de la afluencia turística porque el encanto de Rurrenabaque, ese paisaje emblemático y ambiente cálido de paz  ha sido afectado por el puente y también por el ingenio azucarero San Buenaventura, construido al otro lado del río.

“La intención de la construcción de megarepresas en Pilón Lajas y Madidi, las políticas migratorias que exigen visa a los ciudadanos israelitas tras haberse aplicado la medida a los ciudadanos americanos han sido la punta de lanza para cambiarle la vocación turística a Rurrenabaque”, señala

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